Protocolos

14/10/2010 - 00:00 Isaías Lafuente

 

Estoy doblemente sorprendido por la reacción de la ministra de Defensa tras los pitidos y abucheos al presidente Zapatero en la celebración del desfile del 12 de octubre. Anuncia la ministra que propondrá a los grupos parlamentarios un protocolo que blinde los momentos más solemnes de la parada militar: el izado de bandera, el himno nacional y el homenaje a los militares muertos. La primera sorpresa es que un acto tan protocolizado no cuente ya con protocolo suficiente. Y si no es así, la segunda surge de un par de preguntas evidentes sobre cómo pretende la ministra hacer cumplir el protocolo y cuál será la respuesta ante quienes no lo respeten en un acto abierto en el que se congregan miles de personas. Contra los maleducados y los reventadores sólo cabe una respuesta unánime y contundente que les afee el gesto. Y eso se ha echado de menos en estos días cuando algún responsable político ha dejado correr el asunto o ha buscado razones que expliquen la pitada como una consecuencia natural del malestar ciudadano que suscita el presidente del Gobierno. Si en las mismas circunstancias un grupo de independentistas catalanes hubiera increpado a la presidenta del Tribunal Constitucional, un puñado de republicanos hubiese exhibido la enseña tricolor durante el izado de bandera, o unos cuantos pacifistas hubieran abucheado el paso de las tropas por la Castellana, la respuesta de estos tibios habría retumbado a los cuatro vientos. Ningún protocolo establece que el momento del entierro no es el mejor para saldar cuentas pendientes con el muerto, pero la gente educada así lo sabe. Me temo que quienes el pasado martes, bajo el pretexto de ajustar cuentas con Zapatero, ofendieron la memoria de los militares muertos y no respetaron ni el emocionado recuerdo de sus familiares ni el himno ni la bandera, aunque muchos la llevasen en sus manos, no se sentirán concernidos en un futuro por un protocolo más estricto .

 

.