Pueblos campeones

29/07/2017 - 20:11 Antonio Yagüe

El caso es que el pueblo de cada uno siempre resulta ser el mejor.

Tras pesados concursos tipo El pueblo más bonito de Castilla-La Mancha con el que nos entretuvo la TelePage, algunos medios de comunicación vecinos de Castilla y León y Aragón han ido un poco más allá. “’Mi pueblo es el mejor’ Heraldo de Aragón te da la oportunidad de demostrarlo’”, anima a participar este periódico  en una reciente convocatoria. ¿Requisitos? Muy sencillos y hasta simplones: si te gusta presumir de pueblo, si crees que tu pueblo organiza las mejores fiestas, tiene las mejores vistas o no hay ningún pueblo que se atreva a hacerle sombra.
    Junto al histórico diario maño, que comparte quiosco en Molina de Aragón con Nueva Alcarria y los diarios nacionales, figuran como patrocinadores Turismo de Aragón y la maltrecha caja rural Bantierra. La suculenta recompensa al pueblo ganador consiste en una serie de pintorescas ventajas para organizar las fiestas del año que viene: una charanga, 1.000 litros de cerveza de 976 Fábrica de cervezas y una actuación de la Orquesta Boulevard. Y, en segundo lugar, se podrá realizar un reportaje en Heraldo. El finalista también gozará de este último privilegio, pero sus solteros y casados se tendrán que contentar con solo 500 litros de esta cerveza “100% natural y sin aditivos”, según la publicidad de la casa.
    El caso es que el pueblo de cada uno siempre resulta ser el mejor. Por las fiestas sin igual, porque se come y se bebe más y mejor o porque la gente es más abierta. Mucho mejor que en cualquier pueblo de al lado. Y las músicas, las procesiones y las peñas, para qué hablar. “Si vienes, lo verás”, suele animarse a los amigos, conocidos y saludados, como decía Josep Plá.
    Circula desde hace tiempo por internet un vídeo y un artículo en el que se ponen de relieve 13 puntos que sólo entenderás si de pequeño tenías pueblo. Y es que los pueblos son, sin duda, un buen lugar donde refugiarse para pasar el verano y dejar atrás el bullicio de las ciudades. Además, permiten el reencuentro con la familia y los amigos de siempre.
    Estos motivos, entre otros, hacen que finalmente se acaben idolatrando y deseando volver para disfrutar y recuperar el tiempo perdido. Me lo dijo Cela, que está enterrado en un pueblo: “Tener patria chica es un privilegio”.