Puentes que hacen historia
01/10/2010 - 09:45
Editorial
Para Cortázar un puente, aunque se tenga el deseo de tenderlo y toda la obra sea un puente hacia y desde algo, no es verdaderamente un puente mientras los hombres no lo crucen.
Y parafraseando al insigne escritor podríamos decir, bajo ese concepto de utilidad, que desde ayer la ciudad cuenta con un nuevo puente. El alcalde, Antonio Román, procedía a la apertura oficial del segundo puente sobre el río Henares, un acto al que asistieron miembros de la corporación municipal y responsables de la UTE Rayet-San José, encargada de los trabajos. Se hacía realidad, así, una esperada infraestructura cuyo proyecto viene de lejos, ya que los primeros bocetos nacían en 2001. Lo que entonces no era más que una idea, calificada por muchos casi de locos, hoy es una realidad que no sólo viene a descongestionar el tráfico de una de las zonas más transitadas de la ciudad sino que viene a reforzar la imagen de modernidad que la ciudad ofrece tras una última década de expansión y desarrollo. Si el puente árabe es sin duda el monumento más antiguo de los que embellecen a la ciudad, el inaugurado ayer es el mejor símbolo de la Guadalajara del siglo XXI. Si el primero fue construido por los musulmanes en la segunda mitad del siglo X, por mandato directo del califa Abd-al Rahman III cuando vino por estas tierras de la Marca Media a vigilar las obras de fortificación frente al belicoso reino de Castilla, el segundo ha venido a dar respuesta al crecimiento poblacional y la extensión del término municipal demostrando que la capital está viva, que en Guadalajara se conjuga la historia con el desarrollo y la estética sin que el río Henares suponga un obstáculo. Los diez siglos en el tiempo que separan ambos puentes se convierten en espejo de la evolución de la ciudad, en reflejo de su historia y de la tenacidad de sus gentes.