Qué manera de sufrir
El Atlético de Madrid ya está en la final de la Liga de Campeones. Jon Parra, socio y abonado del club rojiblanco nos relata sus sensaciones tras superar la eliminatoria ante el Bayern.
Ya lo decía la célebre canción que elaboró Joaquín Sabina con motivo del centenario del Club Atlético de Madrid ‘qué manera de aguantar, qué manera de crecer, qué manera de sentir, qué manera de soñar, qué manera de aprender, qué manera de sufrir, qué manera de palmar, qué manera de vencer, qué manera de vivir’… Trece años después de cumplir un siglo de vida, la letra cumple la filosofía atlética, salvo en lo de palmar, ya que un hombre que llegó en 2011 para salvar un barco a la deriva ha llevado al Atlético a la mejor década de su historia junto a la de los 70. Ese señor es Diego Pablo Simeone.
Los valores del Atlético trascienden de lo meramente futbolístico, son una lección de vida. Arrojar la toalla no es una opción para los rojiblancos, que tienen un corazón de hierro y un juego bonito, porque en el fútbol no hay una idea única y todos los caminos son válidos si llevan al triunfo. Saber sufrir para luego disfrutar de sus éxitos, eso es clave en el día a día del fútbol y en la vida cotidiana.
No creo que la historia deba nada a nadie, ya que un equipo que llega a dos finales de Copa de Europa en tres años es porque merece ser campeón. Cada obstáculo para el Atlético ha sido más alto que el anterior, poniendo el bombo en el camino en esta Liga de Campeones 2015-2016 a Barcelona y Bayern Múnich. Tampoco debemos olvidar el sufrimiento de los penaltis en octavos de final ante el PSV Eindhoven, paseando en el alambre. Torres, Giménez y Filipe Luis marcaron sus penaltis, de haberlos fallado se hubiera acabado la andadura atlética en esta Champions.
Sufrir va unido a la idiosincrasia rojiblanca. El Atlético merece ganar este año la Liga de Campeones por muchos motivos, y el principal es que durante este curso ha tenido la llamada ‘suerte del campeón’. El fútbol son momentos, en la 13-14 el camino hasta la final de Lisboa fue inmaculado, sin derrotas, y sólo Torres puso contra las cuerdas a su Atleti en Stamford Bridge. El destino es caprichoso, y posiblemente ha llamado al ‘Niño’ a filas para ser el héroe en Milán. Este año se ha sufrido en todas las eliminatorias, llegando a la gran final tras ganar seis partidos, empatar tres y perder otros tres. La ‘suerte del campeón’ y el sufrimiento extremo se define en varios momentos: los penaltis ante el PSV, los 60 minutos contra 10 en Barcelona y la segunda parte en el Calderón, y toda la eliminatoria ante el Bayern (sobre todo el duelo de vuelta y el momento del penalti fallado por Muller, que era el 2-0). Hay equipos tocados por una varita mágica, y el Atleti este curso está predestinado a ser campeón.
La historia es favorable a los rojiblancos: los dos últimos rivales que eliminaron al Bayern fueron campeones y ningún equipo ha perdido tres finales de Copa de Europa sin ser campeón. Por todos los que estuvieron en Bruselas en 1974, por los que estuvieron en 2014 en Lisboa, por nuestros mayores, por nuestros pequeños, por los que sufrieron a principios de siglo el descenso a Segunda, este Atleti debe levantar el 28 de mayo de 2016 su primera Copa de Europa. Hora y media de juego (si no hay prórroga) separa al Atlético de la mayor gloria de su historia. No hay victoria sin sufrimiento, en Milán sufriremos no quepa duda, pero las victorias así saben mejor. Atleti yo te amo, contigo hasta el final.