¿Quién mato a las cajas?
15/02/2011 - 00:00
Nos lo tienen que explicar porque parece más un caso para Agatha Christie o para la la pareja de la guardia civil de Lorenzo Silva que para la vicepresidenta Salgado o para el gobernador del Banco de España. Las Cajas de Ahorro han formado parte del paisaje financiero español desde siempre y casi todos los ciudadanos hemos pasado por ellas para abrir una cuenta, para pedir una hipoteca o un préstamo. Y casi siempre han sido una oportunidad y no un problema.
Los nombres de La Caixa, Caja Madrid, Caja España, Caixanova, Caja Duero, Caixa Galicia, Unicaja y tantas otras son parte de la historia personal de millones de españoles. Su obra social ha permitido rescatar o defender el patrimonio y la cultura de esas regiones y atender actividades sociales de primer orden. Durante años su cuota de mercado crecía y se acercaba a la de los bancos. Y de pronto, las Cajas son un cáncer para el sistema financiero español, anunciado desde el Gobierno y el propio Banco de España, se las penaliza al exigirlas que busquen capital básico urgentemente -por encima del que se exige a los bancos- y si no lo consiguen se dice que serán nacionalizadas en septiembre.
Hasta se pide su disolución ¿Nos hemos vueltos locos todos de repente?
¿Pueden sobrevivir las Cajas? A primera vista, a ningún empresario en dificultades se le ocurre ir pregonando su bancarrota si lo que quiere es tratar de reflotar o vender su negocio lo mejor posible. Sin engañar a nadie, pero sin hundirlo, sobre todo si tiene posibilidades de supervivencia. Lo raro es que los impositores -sólo en teoría, dueños de las Cajas- no hayan hecho cola para llevarse el dinero de la mayoría de las Cajas ante este cúmulo de informaciones descerebradas. ¿Qué inversor nacional o extranjero va a meter dinero en las Cajas si sabe que si no lo hace, el Gobierno nacionalizará, saneará y luego venderá, por debajo del precio de mercado?
Lo que habría que investigar es quién decidió matar a las Cajas de Ahorro. Hay varios candidatos: los Gobiernos autonómicos, los partidos y los sindicatos que se han repartido el poder de las Cajas y lo han utilizado para sus fines sin criterios de gestión financiera. O los políticos que han sido "reconvertidos" de un día para otro en gestores de las Cajas y que no sólo han hecho mal su tarea sino que se han otorgado bonus millonarios por esa mala gestión y pretenden cobrarlos cuando su caja ha tenido que recibir dinero público y está al borde de la quiebra. O los vigilantes del sector que han estado mirando hacia otro sitio. O el Gobierno que hace poco decía que España tenía el sector financiero más solvente de Europa y ahora amenaza con la nacionalización. O los estrategas que han diseñado la operación de acoso y derribo de las Cajas. ¿Diez negritos? Muchos más. Entre todos las mataron, aunque algunas se resisten.