Rebelión a bordo

06/08/2012 - 10:04 Redacción

La partitocracia que vivimos tiene mucho de revanchismo, de garrote vil y de pelo de la dehesa. La política no es de Estado, es de permanente estado de sitio. No sé para qué sirve el Gobierno (el central, que llaman, los demás son feudalismos), para qué pronuncia unas leyes que casi nadie cumple, para qué los jueces dictan sentencias y que tienen el mismo recorrido: el desacato, la insumisión, el cachondeo. Y es que el nacionalismo perverso, strictus sensus (nada de “moderado”, “democrático”, monsergas…), se descojona, se ha apoderado de una nación que, aunque milenaria, se ve genuflexa ante petimetres soberanistas, dígase independentistas, que son los que mandan en la cuestión. El Consejo Fiscal y Financiero, horas después de que Rajoy se reuniera en la Moncloa con el taifa Griñán, el de los Ere, el de los chanchullos, las corruptelas, mamandurrias y actividades diversas, Cháves su profeta, puso en evidencia las comunidades autónomas a la greña. Una consejera de la Junta de Andalucía -del corte y confección de la Bibiana, la Maleny o la Chacón, “el dinero no es de nadie…”- se levanta de la reunión y se va con viento fresco porque en la capital del Reino azota el calor, aunque en Sevilla también. La Generalidad catalana no comparece, sigue y no para con el victimismo; Madrid, el problema, las bravuconadas y sólo admiten conversaciones bilaterales de igual a igual; o sea de Estado a Estado, Freedom for Catalunya. ¿Y por qué no lo expresan en catalán? Porque es una lengua vernácula de aldeanos, y que, conste en acta, así la definió el gran Josep Pla, al que conocí en mis veraneos por la Costa Brava.
    Es un clamor la sangría que originan las comunidades autónomas. El título VIII de la Constitución, y tuve el privilegio de informar para RTVE, resultó ser uno de los grandes fiascos de la Carta Magna, pese a que, años después, fui galardonado con el I Premio de Periodismo de la Constitución por todos los grupos parlamentarios de las dos Cámaras. Ya lo dijo Gregorio Peces-Barba mucho antes de morir: “Los nacionalistas nos han engañado”. Mas, cada vez es menos, y perdón por el chiste fácil, se ha convertido en el Ibarretxe demagógico y fútil, amenazador, chantajista y con tupé de hortera. Con la boca pequeña, el acomplejado Gobierno de Rajoy ha insinuado aplicar el artículo 155 de la Constitución si la insumisión se extiende a otras comunidades autónomas, entiéndase Canarias, la pela bananera. Quia. El embrollo autonómico es tal (prebendas, trinques, mamandurrias, golfemias…) que no se lo salta un gitano ni en plenos Juegos Olímpicos. Todo seguirá a peor, como estamos viviendo. Cada cual con su cada cuala, cada oveja con su pareja y cada consejero/a, ministro, ministrilla con sus suculentos sueldos.
    PD.-Resulta demagógico oír a Rubalcaba sumándose a la rebelión autonomista cuando fue ZP quien pactó con Rajoy la mini-reforma de la Constitución sobre el tope del déficit público. De este elemento, al que siempre he llamado químico prodigioso, no se puede esperar más ni menos. Su fórmula le va a estallar. No sirve ni de crecepelos.