Rebelión del campo
En recuerdo de las generaciones que nos precedieron y por la importancia del sector primario para el medioambiente, el mundo rural y el pan de cada día de todos, reclamamos junto a ellos condiciones justas y atención a sus problemas.
Lo estamos viendo por Europa, España y nuestra provincia. Tractoradas cortando autovías como la A-2 o dificultando la circulación en la propia capital provincial, protestas convocadas por organizaciones profesionales o por mensajería instantánea y whatsapp, desvinculadas de éstas, que dejan imágenes de hartazón de un sector vital para la economía, esencial para la supervivencia del medio rural y de la propia humanidad, porque sin el campo no hay vida.
No nos parece bien que tengan lugar manifestaciones sin autorización y menos las acciones que violentan a la población, como la prohibición de que numerosas personas ejerzan su derecho a la libre circulación viendo cortadas las vías por las que transitan para trabajar, principalmente, aunque entendamos que es un toque de atención llamativo para transmitir a la población el enfado por las injusticias que sufren y transmitir a la clase política que debe tomar decisiones sobre una situación que no va bien.
No somos agricultores- aunque nuestros padres y abuelos trabajaron el campo, durmieron ‘a ras’ cuidando el ganado-, desconocemos los entresijos del sector no siendo capaces de hablar de costes de producción, cadenas alimentarias, seguros agrarios, la PAC, los precios o las ayudas que deben recibir para que las explotaciones agrarias puedan subsistir o hacer frente a los efectos de las guerras, las sequías o los ataques de los lobos, pero si tenemos claro que sus reivindicaciones requieren de la escucha de la sociedad y la respuesta de quienes tienen el poder para cambiar políticas y ofrecer soluciones.