Referentes
13/04/2011 - 00:00
Cuando las encuestas del CIS ponen en evidencia que la clase política se ha convertido en un problema para los ciudadanos estos echan la vista atrás y recuerdan otros tiempos. Entonces los problemas eran mayores, pero también lo era la solvencia de los responsables de la cosa pública. Miguel Roca, uno de los padres de la Constitución y ex dirigente de Convergencia y Unió, y Felipe González conversan en un libro con un título tan sugerente como: "¿Aún podemos entendernos?". En él, Miguel Roca, dice frases cargadas de lógica como que "pactar no es de cobardes es de valientes. No hay posibilidad de liderar si no se pacta y se llega a acuerdos". Oído hace unos años el razonamiento no hubiera llamado la atención.
En el momento actual resulta insólito que alguien que se dedicó en cuerpo y alma a la política diga que "liderar no es salir en televisión y decir lo malo que es el adversario, si no que requiere construir un proyecto, pactar, y saber que no se puede liderar sin cargar con la impopularidad de una decisión". Esto ocurre, precisamente, a la vuelta del viaje de Rajoy a Berlín. Allí le ha dicho, en privado, a la canciller Merkel que las medidas tomadas por el Gobierno de Zapatero no han estado mal. La incongruencia es que son las últimas, las de ajuste duro, las que su partido no ha apoyado. También le ha dicho algo que aquí no quiere contar y es que sus medidas de recorte van a ser todavía más duras. Así que ya podemos irnos apretando el cinturón porque todos sus alegatos desde los bancos del Congreso contra el empobrecimiento de los españoles eran pura retórica. También ocurre, al mismo tiempo, que Convergencia y Unió intenta, en el Parlamento de Cataluña, rebajar la llama independentista que ellos mismos han contribuido a encender, votando (unos más vergonzosamente que otros) en el referéndum del pasado domingo.
La exaltación soberanista había llevado al grupo Solidaritat a presentar una proposición de Ley para tramitar la independencia de Cataluña. Artur Mas y su grupo, que siempre ponen una vela a Dios y otra al diablo, con frases despectivas hacia los proponentes se limitan a abstenerse para que el trabajo sucio lo hagan el resto de los grupos "responsables". De momento, su apoyo al independentismo, en forma de voto en la consulta popular sin relevancia jurídica, no les ha servido para calmar la rebelión de los profesionales de la Sanidad Pública que se han echado a la calle ante el anuncio de un recorte del 10 por ciento del gasto en los hospitales. A juicio de los gerentes de los mismos va suponer cierre de quirófanos, consultas y servicios. Habrá que pactar (que bella palabra) otra salida.