¿Reflexión? ¿Qué reflexión?
17/11/2011 - 00:00
A menudo se ha dicho que la normativa electoral española está obsoleta. Lo comparto plenamente. Ayer, el Times publicaba un sondeo sobre los comicios en España, cuya difusión está prohibida en nuestro país. Con todo respeto, opino que la prohibición de publicar trabajos demoscópicos desde una semana antes de la marcha a las urnas carece del menor sentido en tiempos de Internet. Es más, puede que atente contra la propia idea de la libertad de expresión. ¿Se puede defender, a estas alturas, que un periódico español no pueda reproducir algo que se publica en un diario británico?
Es más, un periódico catalán aprovechaba su edición andorrana para incluir ahí las encuestas que no puede difundir en territorio nacional. Y hacía muy bien, pienso.
Es uno más de los dislates que adornan nuestra estricta, descompensada y hasta cierto punto incumplible normativa electoral. Pienso que hasta la Junta Electoral Central, tan estricta en lo suyo, ha entendido que resulta imposible mantener el apetecido silencio sepulcral en esa 'jornada de reflexión' en la que la reflexión es lo único que falta, porque faltan los debates, las opiniones de última hora, la viveza. A ver quién embrida esta vez a los del 15M en la jornada del 19N.
O, sin ánimo de comparar, válgame Dios, a ver quién impide el paso a los que quieran marchar al valle de los Caídos en tan señalada fecha para quienes se sienten nostálgicos de aquella prehistoria.
Así, la campaña electoral comienza con una 'pegada de carteles' que ya es simbólica -no hay ni pegada ni carteles reales, sino virtuales- y concluye con una jornada de reflexión que no hace honor a su nombre. Claro que todo ello no es sino reflejo de una legislación electoral que se elaboró en su día para salir de una situación de dictadura y primar el bipartidismo -y a los nacionalismos-, eliminando cualquier tentación de proporcionalidad justa a la hora de conseguir un escaño. Y, claro, de aquellos polvos vienen estos lodos. Ya sabe: en el Times hablan de nosotros, pero no se lo podemos contar a usted si no queremos que el peso de la vieja ley caiga sobre nosotros.