Retos para el 2010

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

El comentario
Carlos Carnicero Periodista
Es hora de balances y de previsiones. Una liturgia que en la redacciones ya es ancestral: protagonistas del año que se acaba, sucesos que han conmocionado a la humanidad, catástrofes, efemérides. Y también un ejercicio de premonición para adivinar que acontecimientos marcarán la impronta del año que se aproxima.

Los hay impredecibles, pero existe una agenda difícil de eludir. En el panorama internacional la guerra de Afganistán supone un reto de muchos factores. El primero, la seguridad de occidente en el universo que forman Afganistán y Pakistán, que es el factor de máxima desestabilización de la paz mundial, porque el primer país pugna por constituirse en un bastión del terrorismo islamista internacional y tiene en el cultivo y en el contrabando de la heroína su fuente de suministros desde el corazón de los consumidores de occidente. Pakistán es país nuclear y con una descompensación interna que amenaza con convertirlo en un inmenso estado fallido. Pero además, el prestigio y la posible reelección del presidente Barack Obama descansan en el éxito de la misión de Afganistán que consiste en una sencilla evitación del fracaso.
En el orden internacional, pero también en el interno, está el enorme reto de la crisis económica combinado con la ineludible necesidad de luchar contra el cambio climático. Para España se traduce en la necesidad de un crecimiento económico que permita la creación de empleo: el paro es el gran fantasma que nos amenaza en el 2010.

Y para el presidente Zapatero, para su Gobierno y para el PSOE, la necesidad se centra en aprovechar la presidencia de la Unión Europea -disminuida en su importancia por la aplicación del tratado de Lisboa- para un relanzamiento internacional de España en un momento crítico de la confianza en nuestra economía.

En el orden domestico, lamentablemente más de lo mismo. Un PP que espera que el desgaste mecánico del PSOE le conduzca sin esfuerzos mayores a La Moncloa y nuevos episodios de corrupción. En el fondo, habrá sorpresas, sin duda, pero tenemos garantizadas muchas dosis de lo mismo que hemos conocido en el 2009.