Riesgo de rebajas salariales

13/02/2011 - 00:00 José Luis Gómez

Alemania le impuso a España, en nombre de la Unión Europea, una serie de deberes que están ya hechos o en proceso de ejecución, como la reforma del mercado laboral o de las pensiones, pero quedan asignaturas pendientes, entre ellas el futuro de los salarios y de la negociación colectiva. Y ya se sabe que cuando la clase política empieza a hablar de estas cosas, para imponer su agenda, no es precisamente porque alguien esté pensando en subir los sueldos de la mayoría de la gente. ¿Cuál es la justificación esta vez? La palabra clave se llama productividad, el elemento que se considera indispensable para que España sea capaz de exportar más, de modo que pueda equilibrar su balanza comercial y, más en general, su déficit exterior. En otras palabras, importamos más de lo que exportamos y, por si fuese poco, financiamos consumo interno con ahorro externo, lo cual configura un mal cuadro macroeconómico solo aliviado por los ingresos del turismo y las actuaciones de algunas multinacionales, como Inditex. La corriente favorable a vincular los sueldos a la productividad tropieza con los criterios de los sindicatos, partidarios de mantener los incrementos salariales ligados a la inflación, pero cada vez está mejor instalada en las altas esferas gubernamentales y, por supuesto, en la derecha (PP) y en la patronal (CEOE). Desde la izquierda, políticos como el ex presidente Felipe González justifican la medida como el mejor camino para competir sin salarios bajos, pero si bien ese criterio puede ser digerible en industrias que produzcan con mucho valor añadido, está lejos de comprender hoy por hoy la mayoría de las empresas. El debate está abierto y el acuerdo no será fácil. Los sindicatos están de nuevo abocados a realizar concesiones importantes, por mucho que haya trabajadores de determinadas empresas y sectores que, a medio plazo, puedan mejorar sus ingresos con los nuevos criterios.