Robles y abejas

03/10/2016 - 19:12 Luis Monje

No quiero hacer paralelismo con el bien recordado Flores y Abejas que tantos años dirigió Salvador Toquero haciendo lo imposible para no cerrarlo.

No quiero hacer paralelismo con el bien recordado Flores y Abejas que tantos años dirigió Salvador Toquero haciendo lo imposible para no cerrarlo. Aunque al final tuvo que dar paso a El Decano, moderna revista de gran calidad que algunos hemos coleccionado. Hace unos días fui  a los espléndidos robledos de Palancares, quizá los mejores de la provincia, y  en un claro del bosque, uno de ellos, nos encontramos un centenar de colmenas  de zumbadores enjambres. Recordamos que no tan lejos de allí las abejas ocasionaron hace unos años la muerte del maestro y alcalde de Puebla de Valles, Tomás López Azcona. Seguimos hacia Palancares, pueblo que hace unos veinte años fue noticia porque su vecindario protestó tumultuariamente ante el Gobierno Civil porque el ICONA no les había pagado la indemnización por las tierras que le vendieron al quedarse el pueblo sin habitantes. Yo hice la información. Alguien de Palancares me reconoció, quizá refrescada su memoria por la foto que ilustra esta columna, y varios acudieron a saludarme al estar el coche detenido ante las vacas y terneros que pastan sueltos en torno al pueblo. Palancares tiene hoy varios vecinos estables, se mantiene  en buen estado, y los fines de semana se multiplican los visitantes. Seguimos por la carretera que abrieron  a base de pico y pala los vecinos de Valverde y Palancares, hartos de que la Administración no lo hiciera, y desde una curva en mirador, admiramos el grandioso panorama del valle del Sorbe, desde Valdepinillos hasta casi Nava de Jadraque, con Umbralejos enfrente, y salvamos el río por el puente que sustituye al vado que en los años sesenta me permitió llegar a Valverde. Los magníficos robles de Palancares parecen formar la guardia pretoriana  del pueblo. Recordamos con los vecinos el dramático episodio de la muerte por congelación hace medio siglo del cartero de Valverde, Tomás Cuevas Benito, de 64 años, conocido de todos, en su regreso con el correo desde Tamajón, y por ellos supe la reciente colocación de una cruz de hierro en la cuneta del punto exacto en que fue encontrado el cadáver por su hijo, cubierto por la nieve con la valija al hombro, casi a la vista de Valverde. Las abejas del título, apenas las vimos porque el zumbido de los millares que revoloteaban nos hizo huir recordando la muerte del  maestro y alcalde antes citado. Y en el robledal quizá había millones. Así que preferí regresar para poder escribir este artículo.