Rosas de mayo
El embrollo político actual es tan monumental (gobierno, espías, separatistas, asesores, expresidentes, oposición, Sahara) que lo único que comprendo es que Sánchez hace esta travesía presidencial en momentos difíciles y en compañía de socios poco recomendables.
Llega mayo y todavía no hay rosas, pero tengo una gardenia en la terraza floreciendo, con muchos capullos y una flor en proceso, o prusés, de reventar de alegría entre las charoladas hojas. Tal y como están las cosas en este mundo traidor, es la mejor noticia que les puedo dar, así que voy a meterme un poco con el gobierno, que es un clásico. Lo digo como aviso a navegantes, el que avisa no es traidor.
El embrollo político actual es tan monumental (gobierno, espías, separatistas, asesores, expresidentes, oposición, Sahara) que lo único que comprendo es que Sánchez hace esta travesía presidencial en momentos difíciles y en compañía de socios poco recomendables, que le aprietan las clavijas con peticiones despóticas, “que dame Cataluña, que sácame de la trena a los de mi cuadrilla” … Unas veces les concede la gracia y otras, afortunadamente, les da largas, pero así los problemas nunca se resuelven. Ahora han entrado en el panorama nacional los espías, imprescindibles para la defensa del Estado, hay que saber utilizarlos en los golpes de Estado y en asuntos de terrorismo, con autorización judicial, en orden y en secreto. Para eso está el CNI, un organismo serio. Pero, si los que mandan empiezan a dar tres cuartos al pregonero y se van de la mui, el Servicio de Inteligencia no puede funcionar. Hay que ser muy Putin para manejar bien a los espías.
Sobre el espionaje a Sánchez y Robles me declaro agnóstica. Tendrán que investigar en la remozada Comisión de Secretos Oficiales y dar algunas explicaciones. Así Rufián, es un decir, podrá contar a los medios todo lo que hablen en secreto en esa comisión, que temo no será barata para los contribuyentes. Por estos asuntos tan turbios y otros muchos, creo que este gobierno que padecemos no es de fiar. No administran nuestros bienes, los regalan, no están de nuestra parte, nos mienten, y no defienden las instituciones. Dios los ha puesto ahí para probarnos.
Si yo fuera doctor, les recomendaría un largo periodo en Supervivientes, con Matamoros y compañía, devorados por los mosquitos y malcomiendo crudités, sin mover el vientre, pidiendo que el pueblo llano les nomine para irse. Me extraña que no se le haya ocurrido a Jorge Javier una isla con palapa para políticos inanes. Sería un leve castigo, las audiencias subirían como la espuma y quizá aprendiesen a ahorrar, a ser humildes, a no mentir. Porque ahora, cuando sale Sánchez en el telediario, la gente apaga el televisor y corre. Yolanda Díaz, cita, con dolorido gesto y voz quebrada,” a los más débiles y débilas”. Y, francamente, una vicepresidenta no debe maltratar así nuestro hermoso idioma. Y también vi a Garzón, de quien se rumorea que tiene desocupada la agenda hasta el jueves lardero del año que viene, que estaba comiendo jamón en la Feria de Sevilla. Y parecía pata negra. Así se puede ser comunista, majete.
Espero que las rosas de mayo florezcan antes de San Isidro.