Rubalcaba se la juega
17/06/2011 - 00:00
Vivimos tiempos de cambio. En lo político y en lo social. De la desesperanza ante la imposibilidad de encontrar trabajo mezclada con la indignación que provocan los privilegios de la clase política, más el añadido de la arrogancia con la que se comportan algunos personajes del mundo de las finanzas, nació el impulso que cristalizó en el Movimiento 15 de mayo. Antes de que fuera colonizado por grupos de marginados antisistema (cerco violento al Parlamento de Cataluña), el movimiento gozaba de simpatías entre gentes muy dispares.
La jornada de "kale borroca" de Barcelona les ha enajenado el favor de la mayoría. Con razón, porque la violencia es incompatible con la democracia. Tanto que quienes se proclaman "indignados" ante la situación económica y política por que atraviesa España han conseguido indignar al grueso de la ciudadanía. Incluidas muchas personas que, como digo, vieron con simpatía los primeros pasos dados por los jóvenes acampados. Después de lo de Barcelona la cosa ha cambiado. Donde había empatía ahora hay rechazo. Al permitir que el lumpen violento se mezclara con quienes pacíficamente han salido a la calle para señalar los abusos y fallos del sistema, creo que se han cargado el movimiento.
Ver como los energúmenos zarandeaban, insultaba y vejaban a los diputados electos al Parlamento de Cataluña ante la pasividad de quienes se reclaman pacifistas ha sido suficiente como para desconfiar del movimiento, de sus promotores y de sus fines. Los extremos se tocan. Entre la extrema izquierda (que se retrata en consignas y pancartas) y la extrema derecha, sólo hay un paso. Paso que dan quienes recurren a la violencia. Si esa violencia se repite en el transcurso de la manifestación anunciada para el domingo en Madrid, el Movimiento del 15 de mayo, habrá labrado su epitafio y si se producen actos violentos y la policía -que depende del ministro de Interior- no actúa con firmeza tengo para mí que el candidato Alfredo Pérez Rubalcaba, habrá arruinado sus ya de por sí limitadas expectativas electorales facilitando, quizá, la mayoría absoluta del PP en las próximas elecciones. El domingo, Rubalcaba se la juega.