Sacrificio de dama

19/02/2022 - 11:46 Jesús de Andrés

En la lucha por el poder interno del PP, donde se aspira a conseguir la presidencia del Gobierno, se ha sacrificado a la dama Ayuso, pese al arrastre electoral que supone, antes de que se convirtiera en una amenaza para tan alto objetivo. 

Carl von Clausewitz escribió uno de los tratados más reconocidos sobre el fenómeno bélico, De la guerra, en el que plasmó una célebre sentencia que ha permanecido en el tiempo: “la guerra no es más que la continuación de la política por otros medios”. No es sorpresa que en el Partido Popular de la política se haya pasado a la guerra en apenas unos días, sobre todo después del estrepitoso fracaso táctico que supuso la convocatoria de elecciones en Castilla y León. Pasar de un gobierno en plácida coalición a la aventura de una compleja negociación con Vox tendría costes, a nadie se le escapaba. El debilitamiento del dúo sacapuntas, Casado y Teodoro, ha sido tan evidente, incluso para los propios militantes y simpatizantes del PP, que decidieron pasar a la acción para frenar la ola de simpatía generada por Isabel Díaz Ayuso, a quien se veía como la natural sucesión de Casado, amortizado varias veces, incapaz de plantear una estrategia clara al frente del partido. 

No es algo nuevo, la tensión se palpaba desde hace varios meses, prácticamente desde la arrolladora victoria de Ayuso en las elecciones a la Comunidad de Madrid de mayo de 2021, en las que a punto estuvo de conseguir la mayoría absoluta, pero ha sido ahora, con las vergüenzas del dúo al aire, con el miedo paralizante que provoca el saberse acabados, cuando ha explotado la noticia. Como una bomba de relojería bien sincronizada, de repente nos vemos envueltos en una novela de filtraciones, hermanos, detectives, comisionistas, novios, contratos y corrupción, nada nuevo bajo el sol.

En el ajedrez hay un movimiento peculiar, el sacrificio, en el que se entrega una pieza para, a cambio de ella, conseguir un beneficio táctico que puede ser inmediato o de cara al resultado final de la partida. Cuando se sacrifica una dama -la pieza más valiosa- es porque se actúa a la desesperada o porque la ganancia final que se pretende lo justifica. En la lucha por el poder interno del PP, donde se aspira a conseguir la presidencia del Gobierno, se ha sacrificado a la dama Ayuso, pese al arrastre electoral que supone, antes de que se convirtiera en una amenaza para tan alto objetivo. Lo que no ha calculado bien Casado es que tras caer la dama caerán más piezas. Poco importan un peón como el fontanero Carromero -cuya trayectoria es el prototipo de lo que no debiera ser la política en España- o los chiquilicuatres a los que alude Esperanza Aguirre una y otra vez. Casado ha querido remover las aguas para pescar peces, pero en la confusión el pescado puede ser él. Es posible que nunca una derrota, como la del PSOE en Castilla y León, haya sido tan rentable para el perdedor.