Sadismo atroz

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

En agosto de 2007 Baby P., de diecisiete meses, apareció muerto en su cuna, con diversas heridas sangrantes y nada menos que ocho costillas rotas. Su madre, el compañero sentimental de ésta y un amigo de ambos han sido condenados a 14 años de cárcel por las torturas infligidas al niño durante los ocho últimos meses de vida.
Torturas que, al parecer, condujeron a la actuación de los servicios sociales y sanitarios en 60 ocasiones sin que las instituciones responsables de preservar la integridad del menor evitasen tan escalofriantes prácticas y el mortal desenlace. El hecho revela hasta qué punto el ser humano puede llegar al más irracional de los comportamientos, sin que ni siquiera el lazo consanguíneo más estrecho, el de la maternidad, pueda eludir tan sádico comportamiento. Pero también demuestra que la protección de los menores exige, además de normas preventivas más eficaces y de una tipificación penal más severa, una actitud comprometida por parte de quienes asumen personalmente tan delicada función pública.