San Blas revive en Albalate

04/02/2012 - 00:00 Redacción


 Como cada 3 de febrero Albalate volvía ayer a vivir con devoción y desafiando al frío su fiesta de San Blas. No en vano, la festividad cuenta con una gran tradición cuyo su origen se remonta varios siglos atrás. Miembros de la hermandad de San Blas, del Ayuntamiento y muchos niños recorrieron las casas del pueblo pidiendo dinero y trigo para confeccionar las caridades de San Blas para obsequiar a propios y forasteros. Estos panes, una vez bendecidos, tienen, según la tradición, propiedades curativas contra las afecciones de garganta, que en fechas como las que vivimos, con los termómetros bajo cero, siempre es de agradecer. De esta antigua tradición que se pierde en la memoria de los ancianos no queda ya referencia escrita sobre cuándo y cómo empezó a celebrarse, pero lo que sí es cierto es que la fe curativa en ese panecillo no ha decaído durante todos estos años entre la población. Tras la celebración de la Santa Misa se sacó a San Blas en procesión, ante los gritos de la multitud asistente y muy en especial de las “botargas” que esperaban el comienzo de su intervención como personajes protagonistas de la fiesta. Como es tradición, los danzantes lo mismo alaban al Santo que le profieren insultos como recuerdo de su anterior vida de pecador. Y una vez terminada la procesión ante la puerta de la Iglesia, se procedió a la subasta de las borlas. Esta celebración que cuenta con la declaración de Fiesta de Interés Turístico Provincial aúna la tradición religiosa y folclórica, y viene a convertirse en un ejemplo de cómo conservar nuestras tradiciones. En momentos de mundialización, cuando hay influencias de todo tipo, es importante mantener vivas estas prácticas que se convierte en un modo de preservar las raíces de nuestros pueblos. Sin duda, esta procesión es una de las más singulares y espectaculares de la provincia, y en los años 50 llegaba a tardar cinco horas en las que las botargas danzaban y “reventaban” los charcos de las calles para empapar a los fieles. A pesar de que en la actualidad el tiempo se reduce, la espectacularidad es la misma.