San Francisco de Sales
25/01/2013 - 00:00
En un momento de gran convulsión y cambios en el sector de los medios de comunicación se ha celebrado otra vez la fiesta de San Francisco de Sales, patrón de los periodistas, y excusa para la reunión en torno a unos discursos y unos premios de los compañeros de profesión, acompañados de representantes de la vida política y social. Los premios a los más destacados del año 2012 en cuatro facetas, que sucedieron a los fallidos premios Limón y Naranja que antes de la constitución de la Asociación de la Prensa ya existían, fueron entregados en la noche de este jueves, pocas horas antes de escribir este comentario que por razones de imprenta ya debía tener Canales, por lo que nada podemos contar del acto en particular. Si queremos felicitar a nuestra compañera Beatriz Pariente, excelente redactora y buena conocedora de las nuevas tecnologías, por el premio que recibió por un artículo publicado en noviembre en las páginas de este periódico. También nuestra enhorabuena para Sergio Lafuente, colaborador taurino que cada semana escribe una página o dos con la actualidad que tanto gusta en una provincia muy aficionada a la fiesta nacional. Nuestro periódico ha sido reconocido por su sección taurina. La tercera de las felicitaciones es para otra compañera nominada a recibir un premio a nivel nacional de periodismo en un solemne acto que tendrá lugar en Madrid este próximo mes de febrero y cuyo nombre todavía no podemos desvelar. En tiempos de dificultades alegra un poco el espíritu que se reconozca desde fuera el día a día de los periodistas que ejercen un trabajo que mucho tiene de vocacional y que es imprescindible para la sociedad. Incluso en regímenes totalitarios existen órganos de información para transmitir mensajes a los ciudadanos.
En democracia, los medios de comunicación, con sus limitaciones por motivos comerciales, son la garantía para que los receptores vean cumplido su derecho constitucional a ser informados. La libertad de expresión es uno de los mayores tesoros de cualquier persona y el periodismo uno de sus principales cauces. Debemos lamentar, seguro que con el tiempo se pule, su exceso cuando se permite el ejercicio a través del anonimato y se cae en el insulto y en actitudes de mucha bajeza. Nos referimos a la gran asignatura pendiente de las redes sociales.