Se podrá volar
16/03/2011 - 00:00
Al final se impuso la cordura y, tras una maratoniana sesión negociadora, se logró el acuerdo entre AENA y los sindicatos. No habrá huelga en Semana Santa, ni en el "Puente de Mayo", ni en todas las fechas anunciadas y que más podían dañar a los pasajeros aéreos.
El Gobierno, que no ocultaba su satisfacción, dio la noticia en la sesión de control del Congreso. El ministro de Fomento, José Blanco, que ya se había enfrentado al conflicto de los controladores en Navidad, respiró aliviado. Pese a tener a la opinión pública a su favor, en este caso se estaba enfrentando a CC.OO. y UGT y no se podía hablar de sueldos multimillonarios de los trabajadores de aeropuertos.
El caso es que, pese a todos los temores iniciales, pese a la desmesura de la petición de jornadas de huelga y a las dificultades de la negociación, dado que los sindicatos se negaban a oír hablar de privatización de Madrid y Barcelona, se ha logrado el acuerdo.
Será difícil evaluar, a un mes de las vacaciones de Semana Santa, el daño que se ha causado al sector turístico con la mera amenaza de la huelga. Más aún cuando en zonas como Canarias las expectativas eran muy optimistas dado el nivel de riesgo de los competidores del norte de Africa.
Lo cierto es que el acuerdo se ha logrado sobre la base de un convenio que se prolongará hasta el 2018 y que obliga a las empresas concesionarias de la privatización de los aeropuertos a mantener los puestos de trabajo y las condiciones laborales pactadas. Asimismo, AENA permanecerá en los Consejos de Administración tras la privatización.
Es decir, la negativa rotunda, radical, a la privatización no era tal. La amenaza de que los españoles nos íbamos a enterar de lo mal que funcionaban los aeropuertos privados dentro de un año, como advirtieron los sindicatos, ha dejado de preocuparles.
Lo que pretendían, y es muy lícito, era garantizar en el futuro los puestos de trabajo y en las condiciones actuales. Luego habían convocado una huelga preventiva; una huelga por si acaso. Por si acaso la privatización suponía un recorte en el número de empleos. Lo demás fueron excusas.
Así que, por si acaso, pretendían dejar en tierra a miles de pasajeros como ya ocurrió en Navidad con los "compañeros" del control aéreo y cerrar los ojos ante el daño inflingido a uno de los pocos sectores con capacidad de crear empleo, como es el turismo, en estos momentos de crisis.
Esperemos que el acuerdo lo ratifiquen todos los trabajadores, puesto que son de los pocos en este país que tiene tantas garantías de conservar su puestos de trabajo, por lo menos hasta el 2018..
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