Se ríen de la gente

Aquellos ciudadanos que padecen consejeros zotes en sus comunidades de residencia, pueden consolarse pensando que en la de Madrid hay uno, José Ignacio Echeverría, de Transportes, que no sólo no sabe absolutamente nada de la materia, sino que lleva esa ignorancia al territorio de lo sublime: niega en sede parlamentaria la existencia de una cosa, el "metrobús", cuyo precio él mismo subió un 21,6 por ciento el año pasado. Pero el "metrobús", el popularísimo abono de diez viajes en el transporte público madrileño, no es únicamente el billete más usado por los ciudadanos (234 millones de viajes al año se hacen empleando ese título de transporte), sino el hilo por donde se llega al ovillo de la marcianidad del equipo de gobierno de Esperanza Aguirre, especializado, al parecer, en reírse de la gente.

   De la gente... y de quienes la representan en la Asamblea, lo cual, en cualquier país civilizado, tendría un plus de delito: Es cosa de ver, y puede hacerse en los telediarios o en Internet, como el tal Echeverría se descojona de Modesto Molla, diputado socialista, cuando éste censuró al gobierno de Aguirre, en la sesión de control, por negarse a rebajar el 5 por ciento el precio del abono de diez viajes. "Ja, ja, ja, ¡pero si el "metrobús" no existe!" Naturalmente, toda la bancada pepera, incluida la presidenta, jaleó al consejero y se entregó a la hilaridad, y digo naturalmente porque es verdad que el "metrobús" no existe para esa gente que tanto tira de coche oficial y que vive, cual se empeñó en acreditar en esa sesión reveladora y absurda, parasitando a la sociedad a la que debería servir. No saben lo que es el "metrobús", el billete que usa la mayoría de los ciudadanos, pero sí la manera de subirle el precio, muy por encima del incremento anual del IPC.

   El problema, me temo, no parece ser que el "metrobús" exista o no exista, sino que exista, en esas áreas del poder, esa gente tan dada al cachondeo.