Semana Grande para la reflexión

17/09/2020 - 15:06 Redacción

Las ferias  deben unir, servir para generar actividad económica, atraer a visitantes de otras localidades, ofrecer escenarios de celebración que hagan sentir a gusto a todos los vecinos  y huir de enfrentamientos.

La pandemia impide que estos días la capital alcarreña viva la Semana Grande de sus fiestas con miles de personas en las calles y centenares de actos llevando actividad y alegría a la ciudadanía. Una pañoleta desplegada en el edificio consistorial en el momento en que debería haberse dado el pistoletazo de salida, las camisetas de las peñas en el Casino de la calle Mayor, un vermú solidario diferente y algunos actos online nos recuerdan la celebración que deberíamos estar disfrutando y que seguro haremos el próximo año. Hasta entonces, mientras dure la actual crisis sanitaria, lo primero es mantener la responsabilidad individual y colectiva en nuestro comportamiento observando las medidas de precaución que evitan la propagación del virus y que serán más restrictivas los próximos días.  Segundo, acoger con satisfacción la noticia de que nuestros encierros sean ya de Interés Turístico Regional por ser los de mayor prestigio, junto a Pamplona, de cuantos se celebran en capitales de provincia, con toros en punta, haber evolucionado con los tiempos y normativas en cada momento vigentes desde 1979 y gozar de la participación de miles de aficionados, entre ellos corredores profesionales llegados desde muchos lugares. Pero el parón obligado y necesario de este año, además de para valorar en su dimensión la trascendencia de lo que perdemos en unos días tan especiales- desde el punto de vista económico y anímico-,  ha de servir sobre todo para el diálogo entre formaciones políticas, peñas, asociaciones y vecinos que lleve al máximo consenso posible en torno al modelo de fiestas más idóneo para Guadalajara. Las ferias  deben unir, servir para generar actividad económica, atraer a visitantes de otras localidades, ofrecer escenarios de celebración que hagan sentir a gusto a todos los vecinos  y huir de enfrentamientos.  Tienen actos consagrados, momentos insustituibles, pero también generan desencanto o sensación de poder ser algo más con la inevitable comparación con otros tiempos. Es momento de incidir en lo que gusta- y para ello se hizo una macroencuesta que refleja la opinión de la gente que quiso participar y todos pudimos hacerlo- y buscar soluciones para mejorar los aspectos menos atractivos , sin reproches, de forma constructiva y la mejor voluntad porque las ferias y fiestas han de tener solo el color morado de la capital y ser las mejores posibles para todos los vecinos. Éxito pues a la mesa creada.