Semana Santa sin contradicción

18/04/2011 - 00:00 Redacción

Con la celebración del Domingo de Ramos se inician los actos fundamentales de la Semana Santa. Aunque las procesiones y los días festivos no llegarán hasta el miércoles, son muchos los que ya se preparan para vivir de forma diferente este periodo eminentemente religiosos y en otros tiempos de recogimiento. Son muchos los que consideran que ya no tiene sentido la Semana Santa. La principal razón que alegan, nada alejada de la realidad, es que se ha perdido su significado para las mayorías. Es ya un tiempo de playa y viajes, y no de espiritualidad. Quizás, piensan, también, que es mejor eliminarlo para que seamos más productivos; o para construir un Estado laico de verdad. Sin embargo, la Semana Santa es la fecha más importante para el cristiano; y por tanto, se debe dar el valor debido. Lo ideal sería dedicarle todo el tiempo posible para que la Semana Santa sirva para un mayor acercamiento al Dios que se encarna, sufre con nosotros, y resucita. Se trata de encontrar un hueco para la meditación y alejarnos un momento de la distracción vacacional. Es cierto que cada vez más ciudadanos consideran que no son cristianos o son ateos o agnósticos, o simplemente: no son practicantes. Pero esto no implica que no seamos humanos, y por ello seres espirituales e históricos. Necesitamos momentos con nosotros mismos (a solas), que nos hagan conscientes de nuestra humanidad trascendente, nuestro papel en la familia, en todas las comunidades en las que estamos integrados (trabajo, clubes, asociaciones, comunidades, ciudad, etc.), y en la historia. La Semana Santa, muy especialmente, nos recuerda nuestras raíces cristianas. Porque, creamos o no, hemos nacido, crecido o vivimos en una sociedad cristiana. A pesar de ello, o quizá precisamente por ello, este periodo se tiene que convertir en tiempo de tolerancia y por tanto de respeto. Cada cual que aproveche estos días para lo que prefiera, sin que entre unas opciones y otras tenga que surgir la contradicción.