Servilismo

01/12/2010 - 00:00 Victoria Lafora

La publicación en El País de los cables enviados por la embajada de EEUU en Madrid a Washington, está sacando a la luz la vergonzante actitud de servilismo que el Gobierno español ha mantenido desde 2004. Después de la "machada" de sacar las tropas de Irak, los ejecutivos de Rodríguez Zapatero no han dudado, para hacerse perdonar tal acto de indisciplina, en prestarse a utilizar la Fiscalía General del Estado para cerrar sumarios que molestaban a la administración norteamericana. Esa sumisión, ese compadreo, con los diferentes embajadores de EEUU, uno de los cuales llegó a decir a un Secretario de Estado que "a mi Gobierno se le está acabando la paciencia", demuestra hasta que punto se consintió que la legación estadounidense en Madrid confundiera la democracia española con un régimen bananero. La gravedad de los datos que están apareciendo estos días sobre España, comparados, por poner un ejemplo, con los relativos al "estilo impulsivo y autoritario de Sarkozy", se debe a que mientras en Francia se habla de datos del carácter personal de su Presidente, en nuestro país los cables hablan de "ministros españoles que trabajan para que no prosperen las ordenes de detención". Esas órdenes de detención eran las que había dictado el juez Pedraz de la Audiencia Nacional, quien, el 19 de octubre de 2005, ordenó la detención internacional, a efectos de extradición, de los tres militares estadounidenses implicados en la muerte de la cámara de Tele 5 José Couso. Nada más conocerse la orden de detención el, entonces ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, se apresuró a llamar al embajador para tranquilizarle con el siguiente mensaje: "el Ejecutivo pondría todo su empeño en cuestionar la actuación del juez basándose en argumentos técnicos". Tanto empeño puso que consiguió que, utilizando a la fiscalía, cinco meses después el "caso Couso" se archivara y se revocarán las tres órdenes de detención. Mas adelante el Tribunal Supremo dio la razón a la familia de José Couso y ordenó reabrir la causa. La batalla con la embajada continúa a día de hoy. La mujer y el hermano de José Couso van a seguir pidiendo justicia, aunque están convencidos de que la batalla moral ya la han ganado. Ayer reconocían que, pese a tener indicios de lo que había sucedido, de esas reuniones entre los fiscales y los sucesivos embajadores de EEUU, el verlo en papel les había revuelto por dentro. "Me hubiera gustado que mi Gobierno, mi país, defendiera su soberanía nacional en lugar de conspirar con un país extranjero para poner trabas a la justicia"-dijo Javier-. Hubiera sido lo suyo. Lo ocurrido es de bochorno y alguien tiene que dar explicaciones urgentemente.