Siempre es tiempo de aprender

08/06/2013 - 00:00 Luis Monje Ciruelo

  
  
 
Siempre es tiempo de aprender. ¿Hay algo más necio que no aprender de mayor por no haberlo hecho de joven?” escribió Séneca. Que se lo pregunten a esos 38 jubilados alcarreños que acaban de recibir en un solemne acto en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá los diplomas por sus estudios universitarios. No salen licenciados en esas materias, pero ahora saben mucho más de ellas y han mejorado su nivel cultural. No han estudiado para ganarse la vida. Lo han hecho en su sentido más noble: el de vivir un ocio activo ampliando el horizonte de su espíritu. No han seguido cursos de formación para mejor encontrar empleo. Algunos quizá hayan pretendido sólo dar algún sentido a sus horas de jubilado, pero la mayoría ha buscado aumentar su cultura. Unos, porque no se sienten satisfechos de la que tienen; otros, tal vez con carrera universitaria de la que han vivido, porque la profesión les ha impedido tomar el camino que a ellos les hubiese gustado. ¡Cuántos profesionales de Ciencias o de Letras hay cuya vocación era otra y se han sentido siempre un tanto frustrados por no haber acertado en la elección! Han pensado que ahora es el momento, aunque anden ya en los sesenta, setenta o más años, de profundizar en historia, arqueología, física, filosofía o botánica que no pudieron estudiar de jóvenes.
 
  Y lo habrán hecho posiblemente con tanto o mayor interés que la carrera que estudiaron. Es seguro, por ejemplo, que ningún abogado, saturado de leyes toda su vida, habrá cursado ahora asignaturas de Derecho. Aunque, como me ha comentado un amigo, doctor en Física Nuclear, “cuanto más he profundizado, más me he dado cuenta de lo mucho que me queda por aprender”. Por muy al final de la vida que nos encontremos, si la salud mental y física nos acompaña, siempre queda algún afán de aprender, de conocer cosas nuevas, de estar al tanto de lo que ocurre en nuestro entorno, y no sólo limitado a lo local y provincial. Envidia me dan esos 38 nuevos universitarios del campus de Guadalajara, por no haberme matriculado en esos cursos senior para aprender lo que nunca he tenido tiempo de estudiar. Mi vocación literaria me ha hecho creer que era suficiente para llenar mi tiempo de jubilado. Es posible. Pero ya dijo Sófocles que “es noble cosa, aun para un anciano, el aprender”. Aunque estos 38 de Alcalá no puedan entonar el “Gaudeamos igitur” universitario que habla de jóvenes. Porque ellos lo son sólo de espíritu.