Sociedad Civil y Democracia

27/08/2012 - 00:00 Enrique Sánchez Costa




Ningún político español de la democracia ha incumplido tantas promesas, de modo tan palmario y con tanto descaro como Rajoy. El registrador de la propiedad se ha convertido en un trilero que trata –cada vez con menos éxito– de esconder sus añagazas. A veces, incluso, el prestidigitador de la Moncloa ha reconocido la traición a sus principios, aunque exculpándose en “que no quedaba otra alternativa”. Y es cierto que la herencia económica socialista era pésima; pero también lo es que se han tomado muchas decisiones tarde y mal, con resultados devastadores para la economía y la sociedad española. Para ganar las elecciones andaluzas (que finalmente perdería), Rajoy retrasó varios meses la presentación de los Presupuestos del Estado, dilatando así la aplicación de medidas económicas urgentes.

  Mientras, con el capitán dormitando en la bodega, el barco de la economía española zozobraba, embarrancando al fin en el pandemónium financiero de Bankia. Rajoy, que ha indultado en estos meses a varios políticos corruptos de CIU y del PP, no se ha atrevido a sajar un banco en el que estaba representado todo el Sistema: paniaguados políticos, sindicales y de la Patronal travestidos de banqueros.

  Bankia es, por eso, el paradigma del mayor problema de España: la constitución y el mantenimiento de una casta privilegiada de políticos que vampiriza los ingresos del Estado, desoye a la ciudadanía y se blinda de toda responsabilidad penal. Ante la incapacidad del presidente Rajoy, timorato frente a ETA, los políticos despilfarradores o los evasores de impuestos (ha decretado una amnistía fiscal), Mario Conde ha irrumpido en la arena política a través del partido “Sociedad Civil y Democracia” (SCD). Y lo hace con un programa ambicioso, que cuestiona a la globalidad del Sistema, esto es: la interacción opaca –o el muto encubrimiento– de los poderes políticos, mediático, financiero y judicial.

  Así, mientras los bancos y cajas financian a los políticos de turno, estos hacen la vista gorda ante sus desmanes (los políticos del Banco de España no detuvieron la burbuja financiera; Zapatero indultó al consejero delegado del Banco Santander). Todo ello, claro, ante la pasividad de unos medios de comunicación amordazados por las subvenciones. Entre las propuestas de SCD destaca la supresión de la financiación pública de partidos políticos, sindicatos y patronal, de la acumulación de sueldos públicos y del estatuto privilegiado de los parlamentarios.

  También aboga el partido por la simplificación de la Administración pública, reduciendo el número de Ayuntamientos y de empresas públicas, suprimiendo el Senado (esa inoperante cacharrería de políticos averiados) y asumiendo la Administración Central competencias autonómicas. También defienden las listas abiertas, o la variación del sistema de elección del poder judicial para garantizar su independencia. Toda una batería de propuestas frescas y regeneradoras para devolver a los ciudadanos el protagonismo en aquello que es suyo.