Solo lo callarán las urnas

15/11/2010 - 00:00 Antonio Pérez Henares

A Zapatero le gusta el mitin. Es su escenario ideal. Parroquia entregada, ausencia de réplica, afirmaciones grandilocuentes y mensajes de humo. Está en su salsa y en su ambiente. Lo estamos viendo ya en la campaña catalana y me parece que lo vamos a seguir teniendo que verlo. Hasta que hablen las urnas. Me parece que entonces va a callarse un poco. Después de la remodelación de Gobierno al presidente parece haberle dado un subidón, casi como una fiebre. Oyéndolo se diría que va sobrado, que vamos sobrados todos, que lo está haciendo genial y que los problemas están resuelto. Trasmite una sensación de satisfacción consigo mismo y de la marcha de las cosas que resulta inaudita. Pero puede que hasta se la crea. Si, es posible que Zapatero se crea lo que dice. Lo cual resulta verdaderamente alucinante. Porque me temo que salvo los militantes entregados, carne de mitin y brazo de madera, deben ser ya los únicos que pueden creerlo. Sus soflamas, la recurrencia al truco de "comecuras" que ahora ha elegido para hacerse el "progre", sus énfasis engolados y el echar la culpa de todo a cualquiera (o sea y siempre en primer lugar al PP) antes de asumir la más mínima responsabilidad están tan fuera de la realidad y de la racionalidad que el discurso es cada vez más increíble y más patético. ZP es ya una caricatura de su propia imagen. El quizás no lo sepa, pero ya no vende. Las urnas catalanas van a ser la primera de las contestaciones populares a sus ilusas ilusiones. En un territorio tan favorable a las siglas socialistas va a escenificarse el principio de un fin que culminara en 2012. Si es que llega, si es que se presenta, si es que le hacen presentarse. El PSC ya está allí en horas muy bajas. Aunque con el pacto con ERC y con IC consiguiera mantenerse en el Gobierno en realidad había cosechado bajísimos resultados electorales. Y ahora todo indica que va a seguir rompiendo ese suelo electoral y hasta puede que bajar a cifras de representación inéditas en la historia del socialismo catalán. Lo que Montilla ha hecho contra su propio electorado, con esa entrega al nacionalismo, es algo que pasará a los anales entre las grandes traiciones ideológicas de esta presunta izquierda. Ponerse ahora a toda prisa a "hacer el español" y a prometer que hará exactamente lo contrario de lo que cuando gobernaba ha impuesto (por ejemplo las multas por rotular en castellano) resulta un esperpento. Y los esperpentos valen para un mitin. Pero el personal no está ni para lo uno ni para lo otro. Ni siquiera para que por echar culpas, se las echen ya hasta al Papa. Ya no cuela. .