Sortu cumple todas las exigencias
11/02/2011 - 00:00
Nada ayuda a la definitiva pacificación ni a la final erradicación del terrorismo etarra esa actitud de algunos ante la solicitud de legalización de Sortu como nuevo partido de la izquierda abertzale, cuyos estatutos y cuyas declaraciones públicas cumplen con creces todas las exigencias legales y políticas. La responsabilidad del PP y de sus dirigentes es mayor que la de otros negadores, al tratarse del partido alternativa de gobierno, que debería ser el primer interesado en resolver ese problema para siempre. Decir que si los tribunales legalizan a Sortu la culpa será del Gobierno y que romperían el pacto antiterrorista es una gravísima injusticia y un enorme contrasentido, además de una burla a la capacidad de decisión de los jueces en un asunto que tiene que ser resuelto exclusivamente por las vías jurídicas. Máxime cuando les consta que el Gobierno incluso se está excediendo en prudencia mal entendida en el tema de la condena del pasado, que en todo caso sería una cuestión exclusivamente política, que no puede estar presente en un análisis jurídico estricto, como es de lo que se trata.
Ocasiones hemos tenido en este país para condenar el pasado y no lo hemos hecho, bueno, muchos no lo han hecho. Quienes ahora se empecinan en exigir la condena literal de los crímenes pasados de ETA muchas veces son los mismos que siempre se negaron a condenar los crímenes del terrorismo de la dictadura de Franco, que no se contaron por cientos sino por cientos de miles. A los tales habría que exigirles que primero condenaran el terrorismo franquista en todas sus formas, para poder estar legitimados a condenar otros terrorismos, me refiero, claro, siempre mirando al pasado, porque la obligación de comprometerse a condenar cualquier posible hecho futuro, eso es ineludible. Es evidente que, en este sentido, Ortu cumple perfectamente esa condición política, fuese o no exigible jurídicamente. Pero como dije el otro día, lo que realmente les pasa a muchos es que no quieren el final del terrorismo, porque eso sería el final de sus intereses. Y no digo esto por los dirigentes del PP
El auténtico cáncer de la clase política se llama corrupción y esta se combate con un único remedio: tolerancia cero. Si cada vez que hay el menor indicio de que un concejal, un alcalde, un diputado, un presidente autonómico o cualquier militante de base de un partido ha metido la mano en la caja se le expulsase fulminantemente las cosas no se verían igual y los ciudadanos no desconfiarían.
Todos los días los periódicos reflejan alguna corruptela menor o mayor y nuestros dirigentes suelen mirar hacia otro lado, temiendo que si señalan con el dedo acusador a un compañero se estén señalando a ellos mismos. Gran error. Ser permisivo con prácticas ilegales o simplemente poco éticas -ya se sabe que en política hay que serlo y parecerlo- es dar vía libre a la impunidad y alentar el todo vale. Todo eso sin olvidar el sectarismo, la miopía política y la falta de sentido y grandeza de estado que practican la mayoría de los líderes y que sólo conduce a un deterioro de las instituciones.
Supongo que la famosa huelga de sexo de los belgas se quedará sólo en una idea extravagante, pero, al menos, es una llamada de atención que ha conseguido que la noticia se lea en todo el mundo. En nuestro refranero popular hay muchas frases para definir tal propuesta porque ya se sabe que a veces mueven mas dos tetas que dos carretas...