Sortu, en cuarentena

24/03/2011 - 00:00 Isaías Lafuente

   Sortu no es un partido legal y no podrá presentarse a las próximas elecciones. Así lo ha decidido el Tribunal Supremo en una sentencia de la que no se conocen aún los detalles y que ha sido acordada sin unanimidad, la primera vez que sucede en la larga historia de intentos de legalización de otras marcas sucesoras de Batasuna. Este detalle de la deliberación, el de la duda y la discrepancia entre eminentes juristas, evidencia la dificultad de la decisión y contrasta con la contundencia con la que desde uno u otro lado se han manifestado argumentos a favor o en contra de la legalización. Que Sortu es heredera de Batasuna es una realidad diáfana. De lo que se trataba no es de que surgiera un nuevo partido político inmaculado y sin pasado, sino de que quienes durante décadas defendieron unas ideas políticas con el aval de las armas de ETA lo hicieran a partir de ahora cortando el cordón umbilical que les unía a los pistoleros. Los promotores de Sortu se han esforzado en cumplir escrupulosamente las condiciones marcadas en la Ley de Partidos, pero se han extendido dos dudas sobre si el desmarque de ETA era suficiente y, sobre todo, si es sincero.
   La primera duda puede resolverse estrechando o ensanchando la letra de la ley. La segunda, sin embargo, es solo cuestión de fe. Y el Tribunal Supremo parece haberse decantado por la incredulidad, sometiendo a la formación abertzale a una especie de cuarentena, parecida a la que reclamaba el líder del PP vasco, Antonio Basagoiti, para que el tiempo y los hechos despejen las dudas. Si los representantes de Sortu recurren, será el Tribunal Constitucional el que tenga la última palabra. Mientras tanto, el estado tendrá que vigilar que quienes promovieron la marca no encuentren resquicios para estar en las elecciones y Sortu tiene una extraordinaria oportunidad para demostrar en su respuesta a este contratiempo su intención de usar sólo las vías democráticas y pacíficas para conseguir sus objetivos. Tampoco estaría mal que quienes, como Jaime Mayor Oreja, han sembrado dudas durante el proceso sobre una hipotética negociación del gobierno con ETA para que Sortu estuviera en las instituciones pidieran disculpas por la insidia.