Sostiene Bush
01/10/2010 - 09:45
APUNTES
Las declaraciones realizadas por el presidente George W. Bush en su última rueda de prensa en la Casa Blanca, justificando los métodos irregulares en el tratamiento de presuntos terroristas en razón del objetivo prioritario de proteger a los ciudadanos norteamericanos, constituyen una reivindicación de su polémico mandato.
Pero también una síntesis de los errores que han llevado al presidente saliente a una de las cotas más bajas de popularidad en EE UU en paralelo a un creciente rechazo en el exterior. Tras los atentados del 11-S, la legitimidad del impulso a un combate global contra un terrorismo de efectos también globales ha quedado empañada por la cobertura falaz que ha supuesto la misma para autorizar la intervención en Irak, mantener el centro de detención de Guantánamo y a aplicar la tortura en los interrogatorios a sospechosos de yihadismo. Bush deja un legado envenenado a su sucesor, que deberá dedicar su carisma a restablecer la solidaridad sincera de la comunidad internacional con los objetivos estadounidenses. La incógnita que no ha despejado el presidente en retirada es si su defensa de las actuaciones realizadas se basa en una convicción real o se trata sólo de una impostura que no asume en su fuero interno.