Tiempo de brechas

28/04/2018 - 14:29 Antonio Yagüe

En mi niñez era famosa la brecha entre alumnos externos e internos en el Instituto de Molina, entre agricultores y ganaderos...

Ponga una brecha en su vida. Como en el socorrido eslogan, que desde los años sesenta lo mismo sirve para un roto que para un descosido. Sobre todo en los últimos tiempos, en los que, con uso metafórico, el término ha adquirido las más variadas y caprichosas tonalidades reivindicativas, sin perder sus orígenes bélicos.
    En mi niñez era famosa la brecha entre alumnos externos e internos en el Instituto de Molina, entre agricultores y ganaderos,  pueblos con río y de secano, solteros y casados o entre los que tenían abuela y los que se habían quedado sin ella. En la adolescencia vinieron brechas más modernas. Entre paletos y modernos, ricos y pobres, progres y carcas o chicas que osaban llevar minifalda y las que no mostraban ni la corva.
    Con el nuevo siglo y últimamente se han disparado las brechas de manera que resulta imposible leer un periódico o ver un telediario sin que copen  los titulares sobre la brecha digital, generacional, social, moral y hasta en la compra del súper. Pero, sobre todas, las de género en general (tareas domésticas, cuidado de familiares o promoción laboral) y la salarial en particular entre hombres y mujeres. Nunca la he visto en mi entorno, pero existe si sumamos globalmente lo que ganan unos y otras. Como en el  pujoliano “España nos roba”, origen de las famosas balanzas fiscales y asiento del quilombo catalán. Al calor de la exitosa celebración-manifestación este año del Día de la Mujer, la colega Adriana Andolini tituló: La brecha del orgasmo. A favor del hombre también, claro, porque “hasta en eso él es el centro”.
    Para brechas las que puede provocar el firme, es un decir, y los baches de la carretera(?) Anquela del Ducado-Turmiel. La Junta aprobó en 2016 su ‘mejora’ en un consejo llamado de Gobierno celebrado en Molina de Aragón y presidido por un exultante Page. Los sufridos vecinos y pasajeros de la zona todavía esperan que los delegados se lo recuerden y se ganen todos el sueldo. Quizá llegue a la vía un arreglo, como el zancochado en su día por Romanones,  a matacaballo y con una multitudinaria presencia en la inauguración y del “¡Presidente, presidente!” en víspera electoral. Al menos Cospedal no prometió nada. Otra brecha, política y de género.