Todos hemos perdido
Dos jóvenes caminan delante de mí diciendo: "Y mañana el periódico -omito el nombre- dirá que la huelga general ha sido un éxito". Así es. Unos periódicos hablarán de que ha sido un éxito y otros, que un fracaso. Los sindicatos hablarán de un seguimiento masivo y el Gobierno dirá que la incidencia ha sido mínima. Algún partido hablará de que es un imperativo retirar la reforma laboral y negociar con las fuerzas sociales y otros dirán -como lo dirá el propio Gobierno- que hay que seguir con las reformas porque la situación es muy grave y Europa nos vigila.
La Bolsa seguirá bajo mínimos, habremos perdido miles de millones de euros, que tendrán que salir de nuevos recortes y nuevos impuestos, y ya está. Este mismo comienzo podía haber servido para la huelga de 2010 o para la que venga dentro de unos meses, que vendrá. En la calle ha habido bastante normalidad, con la excepción del transporte público, los mercados centrales, algunas fábricas y algunos puntos, especialmente por la noche y en la madrugada. El consumo de energía eléctrica ha caído muy poco, menos incluso que en la huelga de 2010. Y entonces, el Gobierno -socialista- dijo más o menos lo mismo que el Gobierno -popular- dice ahora.
Y el Gobierno -popular- hará prácticamente lo mismo que el Gobierno -socialista- hizo entonces: no hacer caso y proseguir con las reformas. Me disgustan algunos aspectos de esta reforma laboral, pero para eso está el debate y la negociación en el Parlamento. No hay razón para convocar una huelga general a un Gobierno que lleva cien días en el poder y que se ha encontrado una España en derribo, culpa de la inacción y la falta de acuerdo de patronal y sindicatos -incapaces de lograr un acuerdo serio en ocho años- y de un Gobierno que, con la anuencia y el aplauso de los sindicatos, negó la crisis, fortaleció el poder de los bancos, no combatió la corrupción adecuadamente y aumento la desigualdad social.
Todos somos hoy más pobres y tenemos un trabajo más precario por culpa de esa inacción. Y hoy, veinticuatro horas después de la huelga, aún más pobres y con más gente en la cola del INEM.
Ayer hubo más de cinco millones de españoles que no pudieron hacer huelga porque no tienen trabajo. Ni esperanza de encontrarlo. A ellos debería dedicarse este Gobierno preferentemente con medidas concretas. Hay que hacer reformas, pero hay que explicarlas mejor y hay que atender lo que piensan los ciudadanos. Pasada la huelga, suavizado el ruido, el Gobierno de Rajoy debe mirar hacia Andalucía, hacia Asturias y hacia los trabajadores y los parados y ver que hay cosas que los ciudadanos no entienden. Que hay que buscar acuerdos y pactos porque de esta crisis no vamos a salir gracias a los sindicatos, pero tampoco precarizando todo y sin consensos mayoritarios. Con la huelga, hemos perdido todos.