Tonterías muy peligrosas
30/01/2012 - 00:00
Es muy probable que con las exageraciones y ridiculeces llevadas a
cabo por los nacionalismos se podría editar un tratado de la
estulticia de fácil comprensión. A mí ni me preocupan, ni muchos menos me ocupan, porque de las tonterías procuro apartarme, que bastantes debo cometer ya por mí mismo. Lo que ocurre es que hay estupideces peligrosas, y ante ellas hay que alarmarse, porque los tontos, cuando no encuentran límites, terminan por sacarte un ojo.
En su obsesión lingüística, la Generalidad de Cataluña, a través de sus departamentos, ha dado orden de que el personal sanitario se
exprese con los enfermos en catalán. Esta consigna alcanza el
paroxismo en la circular de once páginas enviadas por un ilustre
cateto, llamado Josep Mercadé, a la sazón director de Salud en
Tarragona, donde se dice que, si el enfermo no entiende el catalán, se eche mano del "lenguaje no verbal de gráficos".
O sea, que, según
este ilustre tonto, antes que hablar español el médico o la enfermera
deberá expresarse, como si se encontrara ante un sordomudo, ante un
idiota o ante lo más parecido a un director de Salud de Tarragona.
Que esta orden sea inconstitucional es lo de menos, porque los
nacionalismos se suelen pasar la Constitución por el forro de las
termópilas con harta frecuencia, sin que nadie les tosa. Lo
preocupante es cuando la idiotez atenta a la seguridad física de los
ciudadanos y puede perjudicar su salud.
Es probable que Josep
Mercadé esté convencido de que si un enfermo se muere por desconocer
el idioma catalán, que se joda, porque se lo tiene bien merecido, pero hay amplios sectores de la población catalana que todavía no han
alcanzado ese grado de totalitarismo, ese autoritarismo violento y grosero, esa palmaria estulticia. Que, naturalmente, hasta la hora en que escribo, no ha recibido ni una rectificación, ni una corrección de un gobierno nacionalista que parece que está de acuerdo con la peligrosa tontería.