Treinta años de Nobel

25/10/2019 - 17:03 Pedro Villaverde Embid

. No olvidemos que Cela como Buero Vallejo, Manu Leguineche o José Luis Sampedro son parte de un patrimonio cultural del que debemos sentirnos orgullosos. 

El 19 de octubre se han cumplido treinta años de aquel día en el que el teléfono ‘echó humo’ en un chalé de la urbanización de El Clavín de Guadalajara. Su morador, el escritor que un día había recorrido a pie varios pueblos de la Alcarria e inmortalizado en el mejor libro de viajes conocido sus anécdotas y vivencias de aquel recorrido, recibió una llamada de la Academia sueca que le informaba de la concesión del Premio Nobel de Literatura, distinción al alcance de muy pocos. Periodistas de televisiones, radios y prensa de todo el país vinieron hasta su residencia para conseguir una imagen, unas palabras, una foto, alguna de sus geniales ocurrencias. 

El entonces director de este periódico y el subdirector, Pedro Villaverde y Luis Monje, eran recibidos allí por el Nobel. Pocos meses después al publicarse el número extraordinario que conmemoraba el cincuenta aniversario de Nueva Alcarria, Camilo José Cela aportaba su felicitación al medio con un dibujo con dedicatoria. También acudiría a recoger el premio de Popular de Honor, dando un relieve especial a aquella edición de los galardones, el mismo que desde entonces aportó a numerosos actos sociales que tenían lugar en la capital y la provincia en los que se requería su presencia, y en donde se le dedicaron calles y placas por aquellos puntos por los que pasó en el Viaje a la Alcarria cuya repercusión había sido tan grande que le dejó ganas de repetir experiencia cincuenta años después, en 1996,  eso si ya en Rolls Royce, con choferesa y gran expectación.

Durante años fue vecino de la provincia don Camilo que después residiría en la finca de ‘El Espinar’ donde contrajo matrimonio con Marina Castaño. Fueron tiempos de un cierto glamour en los que se granjeó buenos amigos alcarreños como Francisco García Marquina, María Antonia Velasco, Jesús Campoamor, Delia Pinilla o la librera Ascensión de Blas. El sueño acabó cuando fijó su residencia en Madrid.  Desde allí escribió un artículo en ABC en el que recordaba con afecto su tiempo en el lugar que inmortalizó a través de las letras. Con motivo del setenta aniversario del libro desde la Diputación se le recordó y su hijo trajo aquí buena parte de su legado. No olvidemos que Cela como Buero Vallejo, Manu Leguineche o José Luis Sampedro son parte de un patrimonio cultural del que debemos sentirnos orgullosos más allá de la política, por su calidad literaria y lo que hicieron por la provincia.