Triste excepcionalidad ganadera
01/10/2010 - 09:45
Ortiga
El de Julián Arenas es un caso excepcional. Llegó hace varios años a la provincia como pastor, sin demasiadas posesiones, y a día de hoy es uno de los ganaderos más importantes de la provincia, además del presidente de la Agrupación de Ganaderos de la Sierra Norte.
Por si todo esto fuera poco, sus cuatro hijos están dispuestos a seguir adelante con el negocio paterno. Sin embargo, esa misma excepcionalidad que guarda el caso de Julián es también una mala noticia, porque al ser excepcional quiere decir que no es la norma general en la provincia. Aquí, los ganaderos jóvenes se cuestionan seguir adelante con la profesión y algunos directamente la abandonan. En cuanto a los mayores, no son pocos los que viven con un ojo puesto en la fecha de su jubilación. Tampoco pinta bien el tema del relevo generacional, la dureza de la vida y los escasos beneficios que deja la profesión hacen que cada vez menos quieran dedicarse al oficio. Y todo se agrava en tiempos de crisis. Por fortuna, agrupaciones de ganaderos como los de la Sierra Norte están decidido a luchar por un estilo de vida que aman en un medio, el rural, que tampoco quieren abandonar.