Un cartel electoral sin líder

13/03/2011 - 00:00 Carlos Carnicero

Al fin, el PSOE, es decir quienes lo manejan, han decidido que José Luis Rodríguez Zapatero es una rémora insoportable en un proceso electoral que podría llevar al partido al límite de su existencia territorial. La confesión, según determina "El arte de la Guerra" de Sun Tzu o "El Príncipe" de Maquiavelo, se ha tergiversado en positivo: "se rediseña una campaña para ganar", en palabras de José Blanco, para explicar la desaparición del presidente del Gobierno de la iconografía imprescindible de un partido en época electoral. Es un parche, sin duda, en un partido enfermo. Se quiere dar tratamiento de aspirinas a una infección profunda. El problema no es la imagen de Zapatero sino la pérdida de vigor de un partido que ha dejado de lado su tecnología ideológica y socialdemocrática, su empeño pedagógico y sus guiños de complicidad con las clases medias y trabajadoras para identificarse con la eficacia económica ortodoxa que le da ventajas, siempre, a los partidos conservadores. Los barones territoriales, los líderes locales, han asistido a los órganos de dirección durante diez largos años asintiendo a un discurso personal de Zapatero, sin atreverse a disentir de quien entiende la discrepancia como una deslealtad. Los corifeos piensan que pueden disociarse ahora del director de la obra, pero es demasiado tarde. Lo que hay que cambiar es el libreto entero, el guionista, el director y los actores. Y todos tienen que tener un papel armónico en un partido que hace agua por los cuatro costados. Cataluña fue el primer anuncio. El rebelde con causa casi nacionalista, José Montilla, fue abandonado por sus votantes y toda su aventura equinoccial con el "tripartito" acabo en tragedia griega. Ahora, corriendo, se quiere esconder al líder para que no moleste. Pero, en este universo mediático, ¿qué es un cartel electoral sin la foto del jefe?

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