Un dragón en mi terraza

12/06/2021 - 11:55 Marta Velasco

Por la noche la mentira es cuento o es sueño, pero a la cruda luz del día las mentiras nos sonrojan y nos cabrean. Yo aprendí que la mentira es deshonor.

Ya estamos en junio, un mes de mi predilección, largos días y cortas pero estrelladas noches, brotes tiernos en los jardines y en mi terraza.  Y ahí, en mis dominios, he descubierto entre la hiedra un dragón, una hermosa salamanquesa que es madre, al menos, de un pequeño y huidizo salamanqués, si es que en esta estirpe adragonada existe el masculino. Para asegurarme, miro en internet y resulta que estas comedoras de insectos practican el sexo lésbico por diversión, y que ponen dos huevos redondos después de cohabitar con un macho. Creo que estos acolchados dragones ignoran el heteropatriarcado, ese hallazgo hoy tan denostado de Garzón, ya que en los terrarios se pone un salamanqués por varias hembras y ellas los utilizan solamente para la perpetuación de la especie, que no es asunto baladí.

Ha sido un invierno muy largo, con la esperanza puesta en las vacunas que por fin están haciendo su efecto y nos sentimos más confiados y seguros; es curioso como el hombre se acomoda a la enfermedad, al miedo, al cambio de vida.  Los españoles, y lo digo con dolor, nos hemos acostumbrado a aguantar lo inaguantable y hemos asumido la mentira como parte de la política. Leo los periódicos mientras desayuno y me gustaría decir a los políticos que no mientan por la mañana, que en la hora de los vencejos todo queda al descubierto. Por la noche la mentira es cuento o es sueño, pero a la cruda luz del día las mentiras nos sonrojan y nos cabrean. Yo aprendí que la mentira es deshonor, vileza, cobardía, coartada de asesinos, ladrones y malhechores en general. Pero, además, mentir no está al alcance de cualquier ejecutivo, exige una preparación, imaginación y una vena artística que pocos políticos tienen. La mentira creíble y natural es un arte que no adorna a nuestros gobernantes.  

Durante el tiempo de calor y siesta Sánchez combinará las fiestas en La Mareta con la concesión de indultos, las cenas de amigos con la subida de impuestos y los ratos en la playa con el acercamiento de etarras. Sabemos que nos mentirán, que contarán escándalos buscados o inventados, y que ese trabajo sucio que hacen de tapadillo - descrédito al rey y a la justicia, amaños venezolanos by Abálos o el problemazo diplomático con Marruecos - no se disimulan por el bien del pueblo, sino para el propio beneficio de Mi Persona, o de la Suya, vaya. El presidente quiere entretenernos con un proyecto idílico para el año 2050. Debería confiar en alguna teleadivina con tarifa nocturna, anunciaría lo mismo que su gran comité de expertos para una España fabulosa en 2050 y nos saldría mucho más barato.

Pero llega el verano, muchos estamos vacunados, disfrutemos con los amigos de Sigüenza, las caminatas por el pinar, los desayunos en el Atrio, los ratos místicos en la Catedral y las cenas en el Sánchez. Y, como dice Pessoa:” Dame más vino, porque la vida es nada”.