Un homenaje a nuestros mayores

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

MARÍA CRESPO, DIPUTADA REGIONAL DEL PP
“Viejos no, porque se puede tener una mente muy vieja con muy pocos años, y sin embargo, mantener el espíritu muy joven a pesar de pintar canas. ”
Tras la celebración el pasado 1 de octubre del Día Internacional de los Mayores, quiero hacer un sincero homenaje a quienes visten canas y arrugas, y no hace mucho tiempo lucían tipazo, agilidad y ganas de vivir. A quienes no tienen la fluidez de tiempos pasados pero que dieron todo por sus hijos y siguen dándolo por sus nietos. Quienes cuentan “batallitas” a los jóvenes cuando los recogen del colegio. Quienes se ahogan al subir las escaleras y no protestan por correr detrás de los más pequeños en el parque para que sus hijos disfruten de su tiempo libre. Quienes “recogen” en su casa a un hijo que se acaba de separar y después se mueren en la soledad de un geriátrico. Quienes hacen milagros con su escasísima pensión y le dan un euro a su nieto para comprar “chuches”.

Mayores y no viejos, y no abuelos y mucho menos ancianos. Viejos no, porque se puede tener una mente muy vieja con muy pocos años, y sin embargo, mantener el espíritu muy joven a pesar de pintar canas. Mayores y no abuelos, por una evidencia, no todos los mayores tienen descendencia. Y desde luego mayores y no ancianos porque, a mi juicio, anciano, tienen una connotación peyorativa que no se merecen quienes ahora, deben recibir de la sociedad, lo que en su momento dieron.

Aquellos que saben vivir con austeridad, pues las circunstancias históricas les obligaron, hoy hacen números, muchos números para llegar a fin de mes en una sociedad de opulencia y despilfarro. En ocasiones, y de forma despiadada, los mayores son utilizados como moneda de cambio, como fueron manipulados hasta la aprobación del Pacto de Toledo, que les garantiza la actualización de las pensiones.

Mayores que, en ocasiones sufren la violencia de los más cercanos, de forma silenciosa y vergonzosa para una sociedad que dice defender la dignidad de todos. Y especialmente preocupante es esto en un momento en el que, so capa de derecho a una muerte digna se está “disfrazando” la posibilidad de aniquilar a quien ya no produce. Y esto ha hecho que los médicos españoles se pronuncien considerando innecesarias estas leyes, porque le gente ya muere con toda la dignidad del mundo.

Según afirman los profesionales de la medicina lo que se debe hacer es vigilar y garantizar el cumplimiento de la Ley; voluntades anticipadas, rechazo a tratamientos, derecho a ser informados... en vez de introducir nuevos elementos que están contribuyendo a distorsionar la realidad, avivando un debate social confuso e innecesario.

Este gobierno sin rumbo se empeña en introducir polémica donde no la hay y se obsesiona por legislar sobre temas para los que no hay demanda social. Por un extraño interés es firme en la defensa de algo que les preocupan a unos pocos y sin embargo, se olvida de las necesidades más primarias de los más numerosos.

Más valía que Zapatero se preocupara por los intereses económicos de quienes, por su edad, ya no trabajan y deje que cada uno se muera cuando le llegue su momento. Aunque el coste sanitario de la enfermedad y la vejez sean muy altos, el coste moral de acelerarle la muerte a quien puede y quiere seguir viviendo es ilimitado y sobre todo, constituye una flagrante injusticia.