Un monolito que fue símbolo de la Academia de Ingenieros y del barrio de Los Manantiales: El del Alférez Jorge Porrúa

01/03/2020 - 14:07 Eduardo Díaz

Otro de los recuerdos que quedaron en la ciudad fue el monolito en honor del Alférez Jorge Porrúa y que se hallaba en el barrio de los Manantiales muy próximo a la orilla del río Henares.

Uno de los edificios que más prestigio dio a la ciudad de Guadalajara fue la antigua Academia de Ingenieros, la cual se encontraba en la Plaza de la Fábrica y que tras varios cambios de nombre, hoy se denomina Plaza de España. Esta instalación militar poseía grandes tesoros como su incomparable biblioteca con más de 28.000 volúmenes, sus preciosos salones y su fachada de tendencia clásica adornada con una enorme torre.

Muchos fueron los oficiales y cadetes que contrajeron matrimonio con jóvenes guadalajareñas y que posteriormente fijaron su residencia en nuestra ciudad e incluso se escribió alguna novela sobre el entorno de este edificio castrense, como la del novelista Vicente Martorell: “11 cadetes de Guadalajara”. La noche del 9 de febrero del año 1924 un violento incendio en plena noche destruía casi por completo el edificio de la Academia de Ingenieros sin que la dotación de bomberos pudiera evitar el desastre. Al día siguiente del terrible incendio se personó en nuestra ciudad el rey Alfonso XII, el cual observó los daños causados e igualmente prometió a las autoridades municipales que el edificio sería nuevamente construido, aunque al final esta promesa no se llevó a cabo.

En la ciudad quedaron recuerdos de la Academia de Ingenieros como la estatua de Neptuno, la cual fue cedida al Ayuntamiento en el año 1869 y permaneció durante muchos años en el parque del Depósito de las aguas de la carretera de Zaragoza. En la actualidad esta estatua puede observarse en la Plaza del Jardinillo, aunque se encuentra muy deteriorada ya que tiene su mano derecha dañada y carece de su tridente.

Otro de los recuerdos que quedaron en la ciudad fue el monolito en honor del Alférez Jorge Porrúa y que se hallaba en el barrio de los Manantiales muy próximo a la orilla del río Henares. La historia de esta escultura es la siguiente: El 23 de abril del año 1887, un escuadrón de caballería de la primera sección del tercer año de la Academia de Ingenieros, realizaba unos ejercicios que consistían en cruzar el río Henares a las afueras de la ciudad. En pleno vadeo del río, uno de los jóvenes jinetes, en concreto Luis Álvarez, se caía violentamente de su caballo siendo arrastrado aguas abajo. En ese  mismo momento el Alférez Jorge Porrúa y Moreno del Villar se lanzó para salvar la vida de su compañero. Nada pudo hacer y ambos se ahogaron en las violentas corrientes del río Henares.

Este trágico suceso provocó un enorme duelo tanto en los militares de la Academia como en las gentes de Guadalajara. El Ministerio de Defensa acordó  levantar un monumento en el lugar del triste suceso que fue inaugurado el  nueve de septiembre de ese mismo año 1887. El acto consistió en una misa de campaña con asistencia de altos mandos militares y las autoridades civiles de la ciudad. El monolito consistía en una pirámide cuadrangular en la cual se inscribía la siguiente leyenda: “ A la memoria del Alférez Don Jorge Porrúa y Moreno del Villar, que fallecía en el río Henares con su compañero Luis Álvarez, al querer salvarle la tarde del 23 de abril de 1887”.

Este monumento fue un símbolo del barrio de los Manantiales, pero con el paso del tiempo y los actos de gamberrismo, se encontraba en unas condiciones lamentables. Con la construcción de la mota del río Henares fue quitado y trasladado a las antiguas naves del vivero municipal en la carretera de Marchamalo, lugar en donde se encuentra en la actualidad. 

 El siete de mayo del año 2019, la Junta de Gobierno Municipal del Ayuntamiento de Guadalajara acordó donar los restos del monolito al Ministerio de Defensa, para su reparación con la condición de que se volviera a colocar en la ciudad mientras exista en la misma una unidad militar. Esta decisión fue muy bien recibida por los vecinos del barrio de los Manantiales, los cuales se encuentran muy ilusionados en que el monolito de Jorge Porrúa regrese al lugar en donde permaneció más de un siglo

Con el paso del tiempo la actividad automovilística estatal fue decayendo de forma alarmante y el edificio fue desalojándose  poco a poco. Ante ello el garaje fue acogiendo a vehículos embargados para su posterior subasta. En la actualidad son apenas tres familias las que siguen ocupando el edificio y el garaje es utilizado por algunos conductores oficiales y la sección de embargos de la Guardia Civil. El paso de los años también se hace notar en el edificio y son muchos los deterioros que sufre en la actualmente.