Un poco más de respeto

21/07/2012 - 00:00 Redacción



Los momentos de tensión vividos este viernes en el pleno de la Diputación de Guadalajara ponen de manifiesto el alto nivel de crispación político y social que se viven en un escenario marcado por los duros reajustes económicos que llevan al nerviosismo, pero que no pueden desembocar en la pérdida del respeto a las personas ni a las instituciones.

  El intercambio dialéctico fuerte, las recriminaciones o la discusión un tanto acalorada forman parte del arte de la oratoria, de la salsa de la política que saca del aburrimiento de las largas sesiones muchas veces técnicas y pesadas. Hasta ahí bien. Los insultos personales como los que recibió la actual presidenta que fue llamada “sinvergüenza” en al menos dos ocasiones o el tono en el que se ‘piropearon’, Riaño y Robisco, acusándose mutuamente de “trabajar poco” o de “no tener vergüenza”, excede de lo permisible en sede parlamentaria, lugar de representación de los ciudadanos que quieren que se hable y resuelva allí sus problemas. Tampoco tiene pase que los propios diputados vistan camisetas reivindicativas. Su palabra y sus argumentos deben tener la fuerza suficiente para defender su verdad.

  Esperamos, posteriormente presidenta y portavoz socialista hablaron en el siguiente pleno de manera más calmada, que el tema no llegue a los juzgados y que ambas sean capaces de mantenerse el respeto del que se han hecho acreedoras con su trabajo y puestos de responsabilidad de los últimos tiempos.

  También excesiva es la crispación entre la portavoz en el Ayuntamiento, Magdalena Valerio y sus rivales del equipo de Gobierno que han llevado a alguno de estos últimos a decirle que “ha perdido el rumbo y el norte”, o que "habla sin sentido", cuando en ambas críticas de la socialista se la podía rebatir con cifras y datos objetivos sin necesidad de descalificar.

  Los ciudadanos reclaman soluciones y tienen, las encuestas lo dicen, un elevado índice de desconfianza hacía sus gobernantes. Éstos deben cumplir con su función en todas las administraciones y niveles. Tener cargo es carga, pero también un honor y se debe estar a la altura de él demostrando educación y saber estar.