Un poco raro todo
25/05/2011 - 00:00
Si no fuese por la irrupción del movimiento de los indignados, podría decirse que todo ha sucedido como era de esperar, quizá con una nota de exageración en la derrota socialista. Era evidente que el PP había conseguido cargar al PSOE la entera factura de la crisis, pese a que ellos no habían hecho absolutamente nada en el combate contra la mencionada crisis. Han manejado perfectamente a sus medios afines y así lo han conseguido. Enhorabuena. Pasaron los tiempos en que el PSOE era el gran maestro de la propaganda y las campañas electorales. Tal vez Zapatero debió dimitir o convocar elecciones generales cuando Europa y los mercados le obligaron a tomar decisiones y medidas que iban abiertamente contra su programa y sus convicciones. Era legítimo que no lo hiciera, pero ahora no puede quejarse demasiado.
También se sabía que la mayoría de los españoles no iba a penalizar la corrupción masiva, lo que siempre fue algo que me llenaba de perplejidad, pues yo siempre había tenido una estupenda opinión sobre mis compatriotas. Ver besarse y oír sus triunfalismos a no pocos de los imputados y sospechosos es uno de los grandes espectáculos de las últimas horas. Ya sólo falta que los socialistas se líen a tortas con lo de las primarias y que eso les perjudique todavía más de cara ya a las generales. Sin embargo, teóricamente, las primarias son un gran ejemplo de democracia interna en los partidos. Pero sus posibles efectos perniciosos es algo que tampoco se entiende, como si la mayoría prefiriese el dedazo a la democracia interna. Un poco raro todo.