Un viaje necesario

07/11/2010 - 00:00 Victoria Lafora

Nada más terminar el Consejo de Ministros, mientras Rubalcaba daba la rueda de prensa habitual de todos los viernes, el Presidente Zapatero, la ministra de Defensa Carma Chacón y la de Exteriores, Trinidad Jiménez, embarcaban en un avión del Ejército de Aire con destino a Afganistán. Hacía cinco años que Zapatero no visitaba a las tropas allí desplazadas y, en este tiempo, los efectivos han pasado de quinientos a mil quinientos hombres y mujeres, desplazados a una zona de alto riesgo donde ya han perdido la vida noventa y cuatro españoles. El viaje era obligado. Mucho más si se tiene en cuenta la necesidad de conocer sobre el terreno la situación de esta cruenta guerra contra la guerrilla taliban que se vive en el país asiático y que será el tema estrella de la próxima cumbre de la OTAN a celebrar en Lisboa los próximos 19 y 20 de este mes. A esa cumbre asistirá el Presidente del Gobierno y uno de los temas de la agenda es, precisamente, poner una fecha a la salida de las tropas de la misión de la ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad), que incluye a las tropas españolas. Además de reunirse con los mandos españoles de la base de Qala i naw, que cada vez tiene más dificultades para llevar a cabo laslabores que tiene encomendadas, por los continuos ataques que sufre la base, se dirigió a las tropas para advertirlas que no se pretende quedarse en Afganistán para siempre, pero que el objetivo es que los afganos puedan garantizar su propia seguridad. Tarea está que en este momento se contempla como una utopía. De su encuentro con el general al mando de la misión, Petraeus, y con el presidente Karzai podrá extraer datos reales de la situación de la guerra que justifiquen y den peso a la postura que defenderá España en la cumbre de la OTAN. Es pues un viaje absolutamente necesario dado que la opinión pública empieza a tener serias dudas sobre la necesidad de que las tropas españolas, en número tan elevado, continúen en una misión tan peligrosa como la de Afganistán. El coste de la operación, un millón de euros diarios, contribuye al malestar popular, como también la sensación de que el incremento del número de tropas no ha servido para garantizar la seguridad en la zona si no más bien para pone mas vidas en peligro. La violencia en Afganistán, lejos de aplacarse, crece cada día, y los talibanes tienen mayor apoyo de la población civil. La cumbre de Lisboa de este mismo mes tiene que hacer una seria reflexión sobre el fin de una misión que el triunfo de los republicanos en Washington podría convertir en interminable.