Una gilipollez más
20/06/2012 - 00:00
Aprecio que el mundo está muy ocioso. Lo digo por esos gabinetes de comunicación/influencia que lo mismo hacen una encuesta sobre cómo le ponen a uno -o se la ponen- determinadas actitudes sexuales o, cómo ahora, qué animal sustituirá al pulpo Paul que adivinó la victoria de España en el Mundial de 2010, y luego la espichó, para llegar a esta Eurocopa que vamos sorbiendo poco a poco como el veneno frío, tinto de verano: que si elefantes, vacas, cerdos, marranos, bueno es lo mismo
El caso es hacer marketing (tradúzcase por mercadotecnia) y tendremos una gran proyección empresarial. Los empresarios ponen por delante a sus animales, juegan con ellos, como en el ajedrez, en el que la dama es dama de baja cama y el rey sólo se acuesta con la reina cuando les meten en el fichero de madera.
Según estos ociosos encuestadores, la más firme pretendiente al trono del pulpo Paul, posiblemente muerto a la gallega, es la elefanta Citta, del zoológico de Cracovia, que vaticinó una victoria local en el encuentro Polonia-Grecia.
El método fue similar o parecido al del cefalópodo mundialista: en lugar de mejillones al ajillo, a la mamífero de la orden de los proboscidios le pusieron tres melones a elegir para evitar el empate. Y -según cuentan las crónicas- Citta también adivinó la victoria del Chelsea sobre el Bayern de Munich en la Liga de Campeones (debieron ser las pepitas las que le hicieron decantar por el triunfo. Savoir faire
).
Con la elefanta Citta, sin estar trompa, en esta carrera preponderante compiten los hurones, las vacas que no ríen, cerdos de cuatro patas, los hay de dos, pero me apunto al pata negra, éste sí que es un marrano de la dehesa.
En Ucrania, por otro lado, también sede de la Eurocopa, andan enzarzados en el adivina, adivinanza animal. Que si el hurón Fred al que le ponen -antes de cada encuentro- dos platos de comida al mamífero carnicero: uno, con trozos de conejo al ajillo (son utilizados por los cazadores, quiero decir los hurones, para sacar a las presas de las madrigueras, con tiro a bocajarro, ¡valientes
!) y otro a base de unas gachas, pongamos por caso, aunque sean muy campestres. La elección/selección es obvia.
Y también compite para el cetro de adivinador/a la vaca Yvonne, bávara de nacimiento, a la que le ponen dos comederos distintos, uno, lógicamente, con la banderita alemana y otro, con la del rival de la Mannschafat. Sin derecho a mugir y mucho menos cuando se interprete el himno nacional germánico.
Propongo, con la venia, que experimenten con la panda de videntes hispánicos, engañabobos de las TV nocturnas que predicen y se llevan la pasta incluso en la delicada consulta de un cáncer. ¡A palos! A por ellos, ¡oé
!
.