Una persona que fue muy querida en Guadalajara: Felipe Cortés Pérez
Desde muy joven sintió una gran devoción hacía la patrona de Guadalajara, la Virgen de la Antigua. Otra de las grandes pasiones de Felipe Cotés era la del mundo del fútbol y en especial su equipo, el Club Deportivo Guadalajara.
La memoria de una gran ciudad como es Guadalajara la construyen las personas que habitan en ella. En la ciudad arriacense siempre han existido y existen personajes que por sus cualidades, características y por su humanidad pasan a formar parte de la historia de su ciudad.
Una de esas personas, muy querida en Guadalajara, fue Felipe Cortés, que amaba a su ciudad natal. Nació en Guadalajara en la casa familiar situada en la calle Montemar, perpendicular a la calle Mayor. En su niñez, su médico pediatra le detectó una leve deficiencia psíquica que hizo que su familia se volcase en sus tratamientos médicos, dándole mucho cariño. Desde muy joven sintió una gran devoción hacía la patrona de Guadalajara, la Virgen de la Antigua, pasando a pertenecer a la Real e Ilustre Cofradía de Nuestra Señora de la Antigua. Para Felipe Cortés el día más importante del año era el 8 de septiembre, festividad de la Virgen de la Antigua y en la procesión vespertina participaba de manera activa llevando el estandarte de la patrona y recibiendo el cariño de los asistentes al acto religioso.
Cuando fallecieron sus padres Felipe y Blanca pasó a convivir con la familia de su hermano Miguel que regentaba una clínica de Podología en la casa familiar de la calle Montemar. Otra de las grandes pasiones de Felipe Cotés era la del mundo del fútbol y en especial su equipo, el Club Deportivo Guadalajara. Una de sus mayores alegrías se las llevó cuando el club morado consiguió el histórico ascenso a la categoría nacional del fútbol español en Huesca, en 1973. Como buen aficionado del club de su ciudad, Felipe Cortés fue invitado por la directiva morada a subir al balcón principal del ayuntamiento de Guadalajara y celebrar el ascenso en compañía de sus ídolos futbolísticos. Fue tal la emoción que desbordaba Felipe Cortés que los jugadores morados le prometieron que se harían una foto oficial cuando se disputase el partido más importante de la siguiente temporada, en tercera división en el campo Pedro Escartin. Esta promesa se hizo realidad en una fría tarde de enero de 1974, cuando el equipo vitoriano del Club Deportivo Alavés visitó al Deportivo Guadalajara. Felipe Cortés cumplió el sueño de su vida y posó junto a sus ídolos Sesma, Calleja, Francisco, Eusebio, Ferrer y Cedillo, entre otros, ante los numerosos fotógrafos que informaban gráficamente del trascendental encuentro futbolístico.
Los últimos años de su vida los pasó junto a su inseparable hermano Miguel Cortés, en una vivienda del llamado edificio de Santa Lucía, en la Plaza Mayor de Guadalajara. Todas las tardes se sentaban en un banco enfrente de su casa y allí recibían el cariño de las gentes de la ciudad que tanto les apreciaban. Un golpe duro para Felipe Cortés fue cuando falleció su hermano Miguel en plenas fiestas de Guadalajara en 2004. En junio del año 2005, Felipe Cortés fallecía bajo el manto de la Virgen de la Antigua, dejando un recuerdo inolvidable en la ciudad de Guadalajara.