Universidad ¿universal?

Hablar de crisis y de recortes es algo que a lo largo de los meses la población viene asumiendo como algo intrínseco a estos tiempos en que vivimos. Sanidad y Educación se han convertido en el caballo de batalla de muchos colectivos que no se resignan a ver mermados sus derechos por el derroche previo. Sanitarios, profesores, padres y alumnos han sido durante estos meses la cabeza visible de los movimientos opositores. Pero lejos de conseguir su objetivo, se topan ahora con un nuevo obstáculo. A los ajustes educativos y el recorte de becas se suma la subida de tasas universitarias. El descontento no puede ser mayor. El incremento para el próximo curso en Madrid será del 26% en las carreras de la rama biosanitaria, del 21% para las ingenierías y del 16% para las humanidades. Eso significa que la primera matrícula se encarecerá entre 250 y 350 euros. Como consecuencia, el aumento acumulado en solo dos años supera el 60%, y más de 7.000 alumnos de universidades madrileñas ya están en riesgo de perder el presente curso por no haber podido pagar la matrícula. Ese es el triste panorama al que se enfrentan los jóvenes que estudian en la comunidad vecina y en el Campus alcarreño, dependiente de la UAH. La medida ha sido rechazada por los estudiantes, por los rectores y por los responsables de las seis universidades madrileñas pero eso poco le ha importado a la consejera de Educación, Lucia Figar. Se mire por donde mire, el aumento de los costes universitarios tendrá un efecto directo en un amplio crecimiento del número de alumnos que decidirá dejar los estudios superiores. Y peor aún, si a esto se suma la nueva política de becas propuesta por el Gobierno del PP, se podría estar poniendo en serio peligro la garantía de acceso y la igualdad de oportunidades entre personas con distintos niveles económicos. Es decir, no se garantiza el acceso a la Universidad en igualdad de condiciones a quien no tiene recursos suficientes frente a quien sí dispone de ellos. Sería lamentable volver a aquellos tiempos en los que solo estudiaban unos pocos, y esos no eran los mejores sino los que tenían más repletos los bolsillos.