Urkullo, el sofista

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

El CALENDARIO
Pedro Villalar
La frase central de unas declaraciones del presidente del PNV, Íñigo Urkullu, en torno a la condena judicial a Atutxa y a otros dos miembros de la Mesa del Parlamento vasco por haberse negado a suspender el grupo de Batasuna, estaba ayer en casi todos los periódicos: “Ninguna democracia aguanta la injerencia de los jueces en política”.
Tal afirmación, realizada tras la ‘multitudinaria’ (apenas 35.000 personas) manifestación de protesta contra la referida sentencia, orquestada por los tres partidos coligados en el Gobierno Vasco –PNV, EA y EB-, es un puro sofisma toda vez que la realidad es justo la contraria: ninguna democracia aguanta la injerencia de la política en la independencia de la Justicia.
En democracia, la disconformidad con una sentencia puede manifestarse libremente mediante la crítica y se resuelve mediante los correspondientes recursos, que, en un régimen tan garantista como el nuestro, consolidan la seguridad jurídica. Pero de ningún modo el desacuerdo puede dar lugar a presiones sobre el poder judicial, basadas en el inaceptable argumento de que los jueces abdican de su obligación técnica y actúan conforme a criterios políticos. Si así sucediera, y habría que demostrarlo, estaríamos ante un caso flagrante de prevaricación que dejaría de tener significado institucional para adquirir clara naturaleza penal.