Vacaciones de rebaño

22/06/2024 - 13:39 Antonio Yagüe

Es llegar el verano y desatarse la locura por las merecidas vacaciones. Sobre todo en las semanas centrales de agosto, mes por excelencia en España desde que Fraga lanzaba sus campañas y subía los combustibles.

Es llegar el verano y desatarse la locura por las merecidas vacaciones. Sobre todo en las semanas centrales de agosto, mes por excelencia en España desde que Fraga lanzaba sus campañas y subía los combustibles. Llegarán todos a una, de sopetón, en tropel, arrebalados cual ovejas, e inundarán carreteras, pueblos, calles y plazas, bares, carnicerías, súperes, panaderías…

Los previsores televisivos todavía no dan la tabarra con las olas de calor. Otros barruntan que serán unas vacaciones más caras, prohibitivas para algunos, quizá más llevaderas para el bolsillo en la España (fuera de estos meses) abandonada, sin pisos turísticos ni protestas contra la saturación como en Barcelona, Valencia o Mallorca.

  La hartura de turistas parece cosa mundial. Se han masificado hasta las subidas al Everest, con miles de escaladores haciendo cola. Cuentan que algunos parques africanos se han convertido en grandes zoológicos; el Machu Pichu ha restringido su aforo a 2.500 visitantes diarios, y el Partenón de Atenas, Venecia y otras ciudades históricas europeas han impuesto cupos de reservas y hasta sortean las entradas.

  Para evitar estas concentraciones masivas, al menos del turismo nacional, países como Francia, Italia y Alemania tratan de distribuir el flujo de turistas a lo largo del año diversificando los calendarios vacacionales y escolares. Por ejemplo, en algunas zonas o provincias las vacaciones pueden ser de mediados de junio a finales de julio y al año siguiente, de principios de agosto a mediados de septiembre.

  Algunas empresas intentan hacerlo en Suecia ofreciendo más días de vacaciones a quienes se las tomen fuera de julio y agosto. Ideal para trabajadores sin hijos, cada vez más numerosos.

En la España de los fangos ni se les ha ocurrido intentarlo a los gobernantes de territorios tan distintos, según dicen, y cada vez más distantes. En algo se mantiene la unidad de rebaño.