Vacío San Valentín

15/02/2020 - 16:10 Luis Monje Ciruelo

Para algunos hoy es una fecha vacía; vacía para la celebración, pero llena de recuerdos y emociones. 

Los que ya no tenemos derecho a enamorarnos, porque nos lo impide el amor a la esposa muerta (56 años de feliz matrimonio), el Día de San Valentín, es una fecha vacía; vacía para la celebración, pero llena de recuerdos y emociones y, probablemente de arrepentimientos, porque aquellas disensiones y enfurruñamientos que nos tuvieron alguna vez varias horas de espaldas, no fueron por desamor, sino por soberbia o amor propio mal entendidos. Los que recordamos aquellos episodios juveniles desde la lejanía de nuestra condición de nonagenarios, comprobamos el acierto de aquella sentencia de Horacio, casi cien años antes de Jesucristo: “lo que hoy son vicios mañana serán costumbres”, algo que, efectivamente, está sucediendo a través de los siglos, pues en mis tiempos de noviazgo, por ejemplo, allá en los años cuarenta, los enamorados no nos atrevíamos a pasear del bracete en los primeros años de relación; en cambio, ahora se besan públicamente al otro día sin que nadie se escandalice. Y la sociedad moderna acepta los apareamientos (perdón, quise decir los emparejamientos) repetidos y con parejas distintas; eso sí, con lenguaje más suave que el que antes merecían, porque a esas uniones pasionales se les llama ahora otra cosa: uniones sentimentales. Pero el amor no es eso: el amor es una dulce fantasía que cuando desaparece la recordamos como felicidad; sin embargo, Campoamor dijo que “todo en el amor es triste /pero es lo mejor que existe”. El amor da inspiración al menos interesado por la poesía: y quizá yo sea un ejemplo, porque cuando me enamoré atormentaba a mi dulcinea con versos, recogidos luego en un libro, y cuando falleció. el dolor me dio fuerzas para superarlo mediante la Poesía, lo que se tradujo en otro libro con 1.050 versos entre ellos 56 sonetos ( los años de matrimonio), y otros poemas en liras y cuartetas Este fue el primer soneto: Invocacon: Hoy te rezo, Señor, porque he perdido/ la mujer que me diste por esposa/ era buena, simpática y hermosa/ y la amé como pocos han querido./ Hoy lamento, Señor, no haber sabido/ expresarle el querer que en mi rebosa/. Y es que una vida entera es poca cosa/ si el vivir no está del amor transido./ Acógela en tu seno cual merece/ Porque fue siempre generosa en vida/ de su tiempo, volcándose en los otros/ Déjame que por ella llore y rece/ y anonadado de dolor te pida/que en el Cielo se acuerde de nosotros (19-VIII-2010).