Vacunas con paciencia

24/04/2021 - 12:32 Antonio Yagüe

En julio de 1971 acudí con  la familia a vacunarme a Molina de Aragón de un brote de cólera. 

Durante la interminable pandemia he recordado el brote de cólera surgido en 1971 aguas arriba del Jalón y la vacunación masiva en toda la cuenca. El tardofranquismo, que diría Umbral, lo atribuyó a inmigrantes africanos. Sin duda evidenciaba las graves carencias de las comunidades rurales, e incluso barrios de Zaragoza, en el abastecimiento y saneamiento de aguas. La mayoría de los municipios no disponían de agua corriente, dependían de fuentes, pozos, acequias y corrales. Abundaban las diarreas estivales.

Era julio. Acudí con la familia a vacunarme a Molina de Aragón. Toda la tarde esperando el pinchazo en una cola, desde el antiguo Instituto Santo Tomás de Aquino al improvisado ‘hospital’ detrás de la Plaza de San Francisco. Cuentan las crónicas que, pese a la penuria de medios y sanitarios, en apenas diez días fueron inoculadas con sueros traídos de Madrid 602.000 personas de todas las edades en las comarcas afectadas.

Haciendo números, con aquel ritmo la actual población del Señorío habría sido ya vacunada de Covid unas cincuenta veces desde la triunfal inauguración el pasado diciembre en nuestra capital de la campaña del Gobierno de España. Pero, por culpa siempre del contrincante político, dicen que hasta el otoño no estarán inmunizados todos los adultos. En medio de la sospechosa infoxicación (sobrecarga informativa) sobre marcas, edades y efectos secundarios, las ‘autoridades’ han convertido esta vacunación caótica en un maná repartido a cuentagotas, y en omnipresente tema de conversación. De paso, tras 42 años de Constitución, hemos vuelto a la condición de sufridos súbditos.

Medio siglo después resuena en mi mente el himno ‘Imagine’ de John Lennon, recién lanzado entonces y reproducido sin parar en la máquina tocadiscos de Billares Barra (El Ladis), a dos pesetas una audición y a un duro tres. Quizá, como tras terribles atentados, serviría de sosiego a nuestra impaciencia en esta interminable cola virtual reescuchar esta canción, considerada la más popular de todos los tiempos.

La paciencia es la virtud más difícil, aseguran los chinos. Por cultivarla Job subió a los altares. En el Corán, Paz figura en cabeza de los 99 nombres de su dios.