Veinticinco años de lucha

06/08/2018 - 12:00 Redacción

25 años después de despertar y dar batalla la guerra continúa pero los municipios ribereños han avanzado posiciones. 

El verano de 1993 los pueblos ribereños alzaron la voz. La hemeroteca de Nueva Alcarria recoge como aquel 15 de agosto, por primera vez, políticos regionales, provinciales, alcaldes y vecinos de los 22 municipios ribereños recorrieron las calles de Sacedón en una marcha “contra los masivos e irracionales trasvases de agua y en demanda de solidaridad con los pueblos ribereños de los pantanos de Entrepeñas y Buendía”. Dejaban claro el carácter ciudadano de la protesta “fuera de cualquier vinculación política” y alertaban “de la situación de ruina total a consecuencia de los trasvases, que nos dejan en una situación de desolación y miseria”. Fueron alrededor de 4.000 personas los que gritaron ‘Agua sí, trasvase no’. Todo aquello, lamentablemente, sigue vigente hoy. Desde entonces son 25 años de lucha, de trabajo, de defensa de los derechos de una comarca, a caballo entre Guadalajara y Cuenca, víctima de la injusticia por parte de los distintos gobiernos, desde los años ochenta, que ha hecho imposible su desarrollo en torno al agua y el turismo. Han sido muchos, nueve, los presidentes de la Asociación de Municipios Ribereños y más los vocales, directivos, vecinos, asociaciones, plataformas y colectivos que en este cuarto de siglo han hecho lo que han podido porque se conociesen sus necesidades y se tomase conciencia de lo que las políticas hidráulicas y la falta de unidad política en la provincia y en la región, siempre más pendientes de los intereses de partido que de los vecinos, estaban haciendo con su zona. 25 años después de despertar y dar batalla, la guerra sigue, pero se avanzan posiciones. Las quejas son más escuchadas que nunca, el Gobierno regional se ha sumado a la contienda y el cambio en el Ministerio, incluso en su denominación, hace soñar con que los trasvases sean, no dentro de tanto, una medida ocasional, extraordinaria, en una nueva estrategia en la que se prioricen otros recursos. Hay que seguir en pie de una guerra pacífica que finalice con la victoria final, que lo será para el conjunto de la nación.