Venezuela, país de asesinos
19/03/2012 - 00:00
El asesinato de Karen Berendique, una pobre chica de 19 años, va a
ser conocida en todo el mundo por la circunstancia de que es hija del
cónsul de Chile. Pero los 18.000 asesinatos perpetrados en Venezuela
corrieron peor suerte, y no sólo por ser personas anónimas, sino
porque a pesar de ostentar la jerarquía de alcaldes, gobernadores u
opositores al régimen chavista fueron silenciados por un país lleno de
posibilidades y buena gente, que ha tenido la mala suerte de tener un
líder enfermo, no sólo en el cuerpo, para el que deseamos la mayor
salud, sino enfermo en la mente, y propiciador de que una policía
asesine a una chica de 19 años.
Tengo buenos amigos en Venezuela desde hace muchos años.
Algunos han
tenido la suerte de morirse antes de contemplar la ruina de un país
rico, que es una de esas paradojas lacerantes, porque uno entiende
racionalmente la ruina de un país seco y superpoblado en África, pero
no comprende que la riqueza petrolera de Venezuela se traduzca en una
pobreza cada vez más generalizada, junto a la aversión de inversiones
por parte de las empresas llamadas "imperialistas" por el miedo a la
inseguridad jurídica que promueve este mal aprendiz de Castro, porque
al menos Fidel se jugó un par de veces la vida, mientras Chavez sólo
hizo un golpe de Estado y una representación teatral, que está
costando más cara que si se tratara de una ópera semanal con decorados
de Calatrava.
En Venezuela, la policía puede disparar tranquilamente y segar la
vida de una chica de 19 años, o de un chico e 14, o de un opositor
político, da lo mismo, porque no existen responsabilidades, en una
dictadura de hecho, donde la palabra "revolución" garantiza la
impunidad de cualquier asesinato, de cualquier robo, de cualquier
latrocinio, amparado por la verborrea criminal de un orate que está
convirtiendo un país maravilloso en una sede asesinos.